El blog de Oráculo Infiel

~~ Sueño que estamos en una casa no se de quien, es un sitio que no es habitual . Cuando nos sentamos en el sofá me rodeas con tus brazos, tus manos se mueven por mi pierna. Tus dedos no paran de acariciar mis muslos, subiendo hacia arriba. Juegas conmigo, apenas me rozas, pero es como si me pasaran un hierro caliente por la piel. Me gusta. Al mirarte bajas la cara, me besas, noto tu lengua en mi boca, explora mi lengua, me muerde el labio. Tu mano no duda nada, no espera invitación y pasa sus dedos por el filo de mi tanga. Te respondo a ese beso tan caliente sujetándote la cabeza mientras mis pezones empiezan a tomar dureza y mi tanga se humedece. Cada vez abro mis piernas más para que puedas tocarme. Una sugerencia silenciosa para que no pares, quiero más de ese fuego que me está comiendo por dentro. Tus dedos pasan por debajo de mi tanga, acarician mi pelvis, bajan hasta los labios de mi vagina, ahora tus dedos se mueven para separarlos. Con ellos tocas la humedad que desprendo, me vuelves a morder la oreja, yo mordisqueo tu cuello. Te beso, paso mi lengua por tus labios, un suspiro se me escapa al notar tus dedos tocando mi clítoris, moviéndolos en círculo. Me enciendo por dentro. Te arrebato tu camisa besándote el pecho, muerdes mis pezones, gimo, me gusta. Deslizas el bretel de mi vestido y del corpiño dejándome el pecho al aire. Bajas tu cabeza aprisionando con tus labios el pezón que se pone durísimo. Ninguno de los dos hemos dicho ni una palabra, solo seguimos recorriendo el cuerpo del otro. Desabrocho tu pantalón, ya te molestaba, la tienes dura como una piedra. Recorro con mi lengua solo la punta de tu pene. Suspiraa, está muy excitado. Lo introduzco en mi boca sin pensar, me sujeta la cabeza para que no lo suelte. Sigo chupando mientras tus dedos se enredan dentro de mí. Disfrutamos de lo que nos pide el cuerpo. Me retiras de tu pene, me levantas y te sientas en la silla. Me sube el vestido, me pones encima tuyo con fuerza, pasión y entra tu virilidad hasta el fondo. Me encajas sujetándome las nalgas, me das un azote: “Muévete”, me dices. La mamada te ha puesto a cien. Comienzo a moverme, la parte de arriba del vestido está baja, me aprietas los pechos pellizcándome los pezones, los chupas como si no hubiera mañana. Estoy casi a punto de llegar a mi extásis . La tienes muy dura y caliente, entera dentro de mí. “bien eres mía ”, me dices . Cada vez vamos más rápido, subo y bajo. Y disfruto , pero no termina. Me das la vuelta bruscamente y me penetras desde atrás, sujetas mis caderas para moverte más rápido. Ahora sí que no puedo parar ni quiero que pares, la siento dentro, dura, estáa a punto de llegar a tu extásis y yo también de nuevo. Me aprietas más, me das un azote, cuando noto los espasmos de tu pene al irse te oigo respirar. Al fin tengo otro orgasmo. Hemos terminado, en el sofá tumbados, no decimos nada, esperamos hasta que la respiración sea normal. Nos vestimos y dejamos todo como estaba. Ninguno habla de ello, era algo que los dos deseábamos. Pasó sin más. Me despierto sofocada, respirando muy fuerte, estoy sudando y tengo la tanga mojada. Lo recuerdo todo perfectamente, como si aun sintiera tus manos por mi cuerpo. Me levanto a darme una ducha, no sé como Carlos –mi marido – no se hadado cuenta , creo que mis gemidos también fueron de verdad. Quiero pensar que todo es un sueño, que no pasa nada, pero me preocupa. ¿Será malo disfrutarlo aunque sea soñando? No es la primera vez y creo que no será la única que vuelva a soñar. ¿Será porque me gustaría que pasara de nuevo o me conformo solo con imaginarlo en sueños? Puede que en la realidad no sea tan perfecto, aunque el roce de tus manos me ponga los vellos de punta.”

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