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17 abril 2017 1 17 /04 /abril /2017 03:27

Todo comenzó en un simple bar él es vendedor de una gama de camiones pesados , estábamos dialogando mi esposo y yo, él estaba muy preocupado . Arthur Mac Cowner ,un irlandés que había estado dialogando con él y en la conseccionaria para adquirir varios camiones, había desaparecido con un camión que se había llevado de muestra por 48 horas.

El ruido del tráfico molestaba y había que levantar la voz , Yo , No sabía que decirle debo aclararles que hacía unas semanas , mi esposo me había pedido que lo acompañase a cenar con su cliente, pues yo hablo inglés y además quería impresionarlo a Mac Cowner .Me hizo lucir mis mejores galas y la cena fue espléndida , no sé si por que hablaba muy bien conmigo debido al lenguaje o por que yo le caí muy bien, lo cierto que Mac Cowner habló toda la noche conmigo de todo. Pero del negocio poco o nada aunque al despedirse le agradeció mucho a mi esposo la cena y le dijo que continuarían dialogando sobre la compra de los camiones en el día de mañana .Aquella noche de regreso a casa mi esposo me había martillado a preguntas, si me ha a había dicho algo de los camines o que cosa me había dicho y me pidió que hiciera lo imposible para ayudarlo a que el negocio se concretara .

Aquella yo le respondí :¿ lo imposible? , el me respondió todo lo que esté a tu alcance te lo agradecería mucho. Y en aquella oportunidad yo sólo me sonreí

Ahora no sabía que responderle pues no quería hacerle pasar un mal momento

Entonces me sorprendió con su afirmación,¿ no te habías acostado con él para que se haga la compra ?

Me sorprendió muchísimo su pregunta, Me dolió pues era una pregunta que me rebajaba y además me hacía sentir como una ramera engañada y le contesté con la misma pregunta.-¿Y vos no me habías dicho que hiciera todo lo posible ? Me molestó la pregunta y quise herirle con la misma arma.

-Eso no es una respuesta -Me dijo con el semblante serio.

No contesté. Ninguno de los dos seguimos hablando, él pensando en mi pregunta y yo pensando en la de él.

-Ahora falta tu respuesta. –Me dijo sin quitarme esa mirada de encima, me hacía sentir incómoda.

Durante un rato permanecí muda, los recuerdos brotaron en mi memoria, recuerdos de hacía unas semanas

-No. –Le dije sin inmutarme.

Estuve un tiempo temblorosa ,pensativa temiendo que mi esposo se enterara. Quería contárselo en una oportunidad mas propicia, no quería que él se enterase en ese momento ingrato.Le iba a ser muy mal pensar que Arthur no sólo le robó un camión y no hizo el negocio sino que además se cojió a su mujercita.

 

Esa respuesta no era la verdad. Se quedó un rato con su mirada fija en mis ojos, después miró al frente.

-¿Por qué tardaste tanto en contestar entonces? Me dijo algo desorientado.

-No lo sé. Quizá lo inoportuna de la pregunta. –

Es que estaba pensando en tu pregunta iniicla, si creo que Arthur es un tipo engreído que puede ser un estafador , pero en fin tú no tienes la culpa, esto es habitual.Lo que te debe doler es haber perdido él negocio quizás.. Le contesté arreglando mi mentira.

Por suerte no insitió más, fuimos al auto y regresamos camino a casa y yo fui pensando en lo ocurrido.

Lo cierto es que fueron cuatro encuentros con Arthur , pero cuatro encuentros que me hicieron tocar el cielo con las manos .

Arthur , tenía físico morrudo, grandote , con enormes bíceps pero como persona poco valía, era un soberbio, presumido y un machista que gustaba hacerse notar de las condiciones de su buen pene y de como hacía gozar a las mujeres pero era un tipo superior en la cama y en el sexo

Los encuentros fueron fogosos, sexualmente hablando, sin entrar en preámbulos les diré que el primero fue en la terraza del edificio donde está la conseccionaria de camiones, era de noche .Se había hecho una reunión con directivos de la casa, Arthur y yo como interprete haciendo un borrador con todos los detalles. En un momento los directivos se retiraron quedamos Arthur, mi esposo y yo,.Mi esposo tenía que hace runas correcciones e impresiones , yo me fui a la terraza por que me gustaba vre la ciudad desde allí.No me di cuenta que Arthur me había seguido

No recordaba bien lo ocurrido pero me vi rodeada por los fornidos brazos de él de mi marido y del abrazo y ardientes besos pasamos a la pasión en sí. Arthur , me levantó en el aire mientras nos besábamos, yo soy muy baja, apenas mido 1.68 mts por lo que no le costó demasiado despegarme del suelo, me sentó sobre la lavadora que en ese momento estaba funcionando y tras meter sus manos bajo mi falda arrancó las bragas de un tirón, se desabrochó los pantalones y los dejó caer a sus pies. Pude ver de reojo su enorme miembro ya excitado. Sorprendida por un momento, intenté con las manos frenar su ímpetu de macho, pero sus besos impedían que mi resistencia fuera realmente eficaz. Aquel rudo camionero, se colocó entre mis piernas haciendo presión hacia mí. Su fuerza hacía que mis piernas se abrieran cada vez más al compás de sus empujones. Él me atraía hacia su cuerpo mientras colocaba su enorme y endurecido miembro en la entrada de mislabios vaginales y levantándome la falda , haciendo a un costado mi breve tanguita de hilo dental, fue introduciéndolo poco a poco pero con total impunidad. No hubo preámbulos, daba unos golpes de pelvis tremendos que hacían que la mesa de jardín de invierno que había allí y que me había apoyado se desplazara lentamente a cada embestida. Lo cierto es que pasados unos minutos . me llevó contra una pared y me cojía sin parar con brutalidad-Tuve uno de los orgasmos más ruidosos de mi vida, de hecho aún hoy lo recuerdo con excitación. El polvo no duró más de un cuarto de hora, ni siquiera me preocupó que algunas personas de los edificios linderos pudieran verme, estaba en el séptimo cielo empalada por ese mastodonte de 1,92 mts de estatura y por lo menos 20 cmts de virilidad. Incluso no me preocupó el que dejara su semen en mis entrañas. Tan ordinario fue él que se desacopló y se puso a silbar y a tararear una melodía. Se subió los pantalones y me dijo eres fabulosa, te haré sentir como la mejor de las putas , me besó en los labios y se retiró hacia dodne estaba mi marido. Yo me quedé durante un rato con las piernas abiertas de par en par, apoyada en la mesa por miedo a que me faltasen las fuerzas y con la respiración entrecortada que evidenciaba como me había dejado aquel macho.

El segundo día no hubo ni siquiera conversación, coincidimos a la entrada del edificio, -creo que él me esperaba a propósito- y tras entrar en el ascensor, pulsamos la 2ª planta que es donde está la conseccionaria , sin embargo Arthur pulsó la parada de emergencia y allí mismo comenzamos a desvestirnos, yo le quité el cinturón y desabroché el pantalón, mientras él me subía la falda y me quitaba la tanguita , en verdad que con este él mejor sería ir sin ellas. Comenzó a acariciarme el sexo con esas manazas que tenía. Mientras me besaba en el cuello, en la oreja y en la boca, yo intentaba colaborar abriendo las piernas para que su mano tuviera más fácil el trabajo, era increíble, me sentía completamente mojada, necesitaba la verga de él Arthur se dio cuenta cuan necesitada estaba y retrasó intencionadamente la operación. Estábamos pegados el uno al otro cuando de repente me dio la vuelta y me puso de cara al espejo del ascensor, separó mi pierna derecha y la levantó hasta colgarla de su antebrazo derecho, no podía más, necesitaba que me cojiera ya, él seguía haciéndose cosas haciendo que mi deseo sea incontrolable -Cojeme ya,por favor, que alguien llamará por el ascensor . -Le decía entrecortadamente- Hazlo ya,por fa .

-¿Quieres subir por las nubes?- Me dijo al oído en tono intrigante.

-¡¡Sí,sí,sí!!. –Le respondí muy caliente .

Fue entonces cuando colocó su enorme pija en la entrada de mi culo. Con los mismos fluidos de mi sexo intentó embadurnar el orificio anal. Masajeaba con los dedos y la palma de la mano como nadie me lo había hecho hasta entonces. Unos espasmos ruborizantes me subieron por las piernas, los muslos, las nalgas, la espalda, el cuello y la cabeza. Si no fuera porque me sujetaba Arthur , me hubiera desplomado contra el suelo. Jugó durante un buen rato con la saliva y sus dedos en mi deseado orificio. Manoseó con deleite y suavidad, cosa extraña en él, mientras me lamía la oreja. La posición era poco menos que esperpéntica. Él, sujetando mi pierna derecha con su antebrazo mientras su mano masajeaba mi pecho. Mi pie izquierdo, de puntillas sobre el suelo del ascensor mientras mis manos se apoyaban contra el espejo para intentar aguantar el equilibrio. Arthur , con su mano izquierda se la pasaba repetidas veces por la boca para ensalivarla y otras tantas veces metía sus dedos carnosos y en mi culo, al principio lentamente, pero después fue adquiriendo velocidad a medida que notaba que mi culo colaboraba. Así estuvo durante un rato, eso sí, sin dejar de mordisquear mi oreja. Yo estaba a cien, lo confieso. Él sufría bastante pues tenía que encorvarse muchísimo teniendo en cuenta su tamaño con respecto al mío. En un momento dado se incorporó por completo, supongo que por las molestias de la espalda y me despegó totalmente del suelo, sólo estaba colgada por su antebrazo derecho y lo que podía sujetar a veces su brazo izquierdo. Recuerdo perfectamente que llegué a pedirle entre gemidos que me montara con su pija mientras él se colocaba en posición cómoda. No exagero al decir que la manera que él me hacía desear y donde suplicaba coo una ramera , me excitaba. Incliné la cabeza y ahí estaba el enorme capuchón rojizo asomando entre mis muslos, justo bajo el vientre. De repente, con suma brusquedad, descolgó mi pierna y sacó su falo hacia atrás lo que motivó que volviera a apoyarme en el suelo. Arthur me obligó a colocarme en el piso a cuatro patas, colaboré un tanto temerosa de su brutalidad. Con sus pies separó mis rodillas que ya se encontraban en el suelo y con su manaza ennegrecida por los motores de sus camiones me agarró por el pelo y puso mi cara contra el suelo. Noté como buscaba una posición idónea para él y acto seguido noté la presión de su cabeza viril intentando penetrar mi virginal culo. Mi marido y yo lo habíamos intentado de novios pero nunca lo culminamos. Presionó y presionó, yo intenté cerrar los ojos, él siguió presionando. Ya con los ojos cerrados noté como poco a poco iba venciendo la resistencia. Arthur se paró en seco y separando el enorme cabezón escupió varias veces en mi culo, después se agachó y con su lengua abrió el orificio que tanto anhelaba. Yo no era capaz de abrir los ojos, estaba en el paraíso. Su lengua era tan activa como su pija, entraba en mi culo con total facilidad, ayudada por la propia baba que Arthur generaba, sediento de penetrarme . Yo seguía con los ojos cerrados intentando imaginarme a un amante digno de cuentos de hadas. Noté, aún con los ojos cerrados como cambió su lengua por su pija. Esta vez el culo estaba más lubricado, yo seguía con los ojos cerrados viviendo el mayor éxtasis de una mujer, noté como su cabezón se colocó a la entrada, colaboré arqueando la espalda para que la verticalidad de mi culo facilitara la penetración, esperaba ansiosa que esa masa de carne entrara poco a poco e inundara mis entrañas para siempre. No dio tiempo, Arthur de un certero empujón metió aquel palo carnoso y caliente dentro de mi culo, estoy segura que toda su longitud se precipitó en mis entrañas de un solo golpe, no pude evitar el grito mientras mis ojos se abrían de par en par intentando salirse de las cuencas oculares.

-¡Aaaaaaaaaah!. –Grité.

-¡No te lo esperabas! ¿Verdad? –Me espetó entre risas mientras entraba y salía de mí con rapidez.

-¡Ahh, ahh, asiií, ahhh, ahhh, asiií, ahhh, ahhh! –Jadeaba sin poderlo disimular.

El dolor del momento había dado paso a un placer inmenso, inmenso. Arthur me cojía con celeridad, como si tuviera prisa. Me daba unas embestidas que me hacían daño en la cara ya que estaba aún apoyada contra el suelo y con el culo levantado aguantando la pija de ese animal, de ese deseado animal. Mis ojos no eran capaces de cerrarse, estoy segura que se quedaban en blanco mientras él entraba y salía de mí. Nunca imaginé que el sexo anal fuera tan placentero. En breves segundos la lubricación era completa ayudada por la saliva del rudo hombre que me montaba con brío. Él resoplaba tras de mí y yo jadeaba como una niña. Los golpes que recibía en mis nalgas debido a la brusquedad con que me atravesaba eran audibles fuera del ascensor. Estuvimos así durante un rato, él cabalgando ferozmente y yo recibiendo pasivamente su enorme rabo digno de un semental. Mi culo no se cerraba, lo notaba ya que él sacaba todo su miembro fuera para con la misma embestida introducirlo por completo de nuevo. Me da vergüenza confesar que mientras Arthur cabalgaba sobre mis nalgas, sacando y metiendo su pija en mis entrañas yo tenía la cara desencajada por completo, incluso recuerdo que me babeaba como un bebé debido a que no podía cerrar la boca mientras él me estuviera empalando por detrás. Tuve dos orgasmos seguidos hasta que él se corrió por completo dentro de mí.

Lo mismo que había ocurrido el día anterior se repitió de nuevo. Se incorporó y comenzó a vestirse deprisa mientras silbaba esa estúpida canción. Yo por el contrario permanecí durante un rato con las piernas abiertas y el culo al aire como si quisiera recibir más. La realidad era que mis piernas no respondían, no podían hacerlo debido al trajín de los minutos anteriores.

-¿Quieres más? ¿No tienes bastante? –Me dijo con su estúpida risa.

Yo no contesté. Saqué fuerzas de donde pude y traté de incorporarme a trompicones, me vestí como me fue posible y reanudamos la marcha en el ascensor. Yo no bajé seguí hasta los baños del piso superior , no estaba en condiciones de presentarme asi ante el directorio y mi esposo y él bajó . Esa noche recuerdo que me dolía bastante el culo, aunque cada vez que pensaba en el momento disfrutado me excitaba de nuevo.Y me calentaba pensar que un macho me pudiera hacer gozar tanto y hacerme una puta barata cojiendo en la terraza y el ascensor, comprendí que era el macho de mi vida.

Aquellas personas que deseen saber mas de esta aventura o de otras cosas de mi vida pueden contactarse conmigo a adrianafuertes31@yahoo.com.ar

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