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3 enero 2018 3 03 /01 /enero /2018 17:08

No llegue ha hacerlo todo aquello que le dije, pareció gústale de tal manera que como un adolescente se corrió, antes de que pudiera introducírmela en la boca, me pringo toda la cara y el pelo, nunca había visto tan gorda la pija de mi marido, ni tanto semen salir de ella, creo que tuvo el mejor orgasmo de su vida el muy cornudo.

Tomé mi bolso y lo deje como extasiado en el coche mientras me dispuse a entrar en el centro comercial, en busca de el servicio para adecentarme un poco.

-          Espérame frente a los servicios de la última planta.

Le dije y allí lo deje, solo deseaba refrescarme, me sentía sucia tenia semen por todo los lados, el de mi marido por la cara y en mi entrañas el de  mi improvisado amante, así que no veía el momento de asearme un poco. Entre en el baño de señoras que afortunadamente estaba vacio y como pude me lavé la cara, moje mi pelo y lo peine y cuando intente recomponer mis braguitas,  fue imposible estaban tan empapadas que ni las intente limpiar, directamente las tira ala papelera y con toallitas húmedas que llevaba en el bolso limpie mi vagina, notando un verdadero alivio al estar mas o menos limpia, que gusto pensé por un momento mirándome frente al espejo. De repente entro un señor al cual vi atreves del espejo y me sobresalte.

-          ¿Que hace usted aquí?

-          Comprobar si merece la pena lo que voy a pagar por ti

-          ¿Cómo?

-          Si tu chulo esta hay fuera y me ha pedido dos yaguaretés por cogerte, si me gustabas, así que voy a salir a pagárselos que la mercancía creo merece la pena.

-          ¿Pero que esta diciendo?

Me hice la sorprendida, el señor que no tendría menos de sesenta años, bastante alto y delgado, parecía un tipo con clase, bien vestido y con modales. A pesad de lo brusco que pudo parecer al decirme la cosa así tan de sopetón, no me produjo mala impresión. Salió de los servicios dejándome completamente parada frente al espejo y quede mirándome sin saber que hacer, de nuevo Mi esposo me estaba poniendo en manos de otro hombre y esta vez me estaba vendiendo. No es que fuéramos ricos, pero tampoco éramos tan pobres como para tener que prostituirme, comencé a pensar, pero esto no era por dinero bien lo sabia yo. Los escuchaba hacer el trato desde el interior y comencé a ponerme nerviosa, de nuevo mi cuerpo comenzó a sudar y mi coño empezó a mojarse de pensar en lo que le venia encima otra vez. El señor, que resulto llamarse Carlos, No se ando con rodeos.

Entro como acostumbrado a manejar estas situaciones, lo cierto es que solo exigía lo que había pagado, parecía acostumbrado a dirigir y mandar, así que sin dudar lo más mínimo tomo el mando.

-          Haber que vea que tienes para mi preciosa.

Dijo señalándome el vestido he indicándome que lo subiera para verme la tanguita . Pero yo ya no las llevaba puestas.

-          Que buena puta  estas hecha, ya estas preparada

Comento acercándose y a la vez metiendo  bajo el vestido buscando mi sexo, dos de sus dedos entraron suaves en mi interior, como acostumbrados a esta acción y sin oposición. Un gemido de placer salió de mi sin que pudiera contenerlo, sus tocamientos me estaban en muy pocos segundos a cien, este hombre si sabia utilizar sus manos, metía sus dedo como buscando algo y jugando en mi interior como sabiendo que me entregaba totalmente a sus caricias.

-          Que buena hembra eres jovencita, estas completamente empapada, así me gusta, gózalo guapa gózalos

De repente me saco los dedos y me aparto hacia atrás, me cogió por la cintura y de un tirón me subió encima de la bancada de lavabos, una vez allí abrió completamente mis piernas y  mi coño quedo  frente a él, preparado y dispuesto para sus caprichos.

-          Ya esta bien ahora me toca a mi, ¿ no te parece? Quiero comprobar lo caliente que eres preciosa. Te importa si te como un poco el coño primero.

No sabia que contestar pero asentí con la cabeza, el se reclino sobre mi y comenzó a chupar como un autentico experto, de mi labios se escavan cada vez que su lengua tocaba mi clítoris un

-           ¡que bueno!  ¡Gracias!!uh, uh, uh!

MI marido entonces asomo la cabeza muy discretamente al principio, pero al comprobar que Carlos, estaba agachado ocupándose de mi concha  y de esta manera, no lo podía ver, asomo con toda impunidad la cabeza. Me miro fijamente a los ojos, como poseído por lo que veía, parecía extasiado, ni un solo gesto de reproche, al contrario, su expresión parecía a animarme a continuar disfrutando y así hice. Mi primer orgasmo producido por Carlos lo tuve mirando lo a los ojos, era increíble el placer que sentí, al verme comida por aquel tipo mientras mi marido lo observaba todo sin perder detalle, el muy cornudo asentía mientras yo me retorcía de placer por la lengua de aquel desconocido. Carlos no tardo en ponerse en pie y sacar su pene ya preparado para penetrarme, lo cierto es que me pareció pequeña la verdad y muy dura no es que la tuviera, después del pollón tan enorme del que había disfrutado en el estacionamiento  hacia apenas media hora, creí como así fue, que este me haría cosquillas. Se planto cara a mi y gracias a su altura la bancada le venia perfecta para la penetración, no tuvo problema para metérmela, mi exceso de lubricación y su justo tamaño ayudaban para que entrara sin ninguna dificultad. Sus movimientos no conseguían hacerme gozar a penas un cosquilleo y con lo saciada que estaba no podía esperar más, así que pensé en fingir un poco para no defraudarlo, y comencé a gemir. Pero él a los pocos segundos se percato y se hecho hacia atrás.

-          ¿Que haces? Si no lo sientes no hace falta que finjas PUTA, crees que no se te nota. Prefiero que sientas no que actúes estúpida, para ver teatro se donde tengo que ir.

Me saco las tetas cogió mis pezones, pellizcándomelos con fuerza

-           Esto si lo sientes verdad

-          Ah! ¿Qué haces? Se me escapo un grito de dolor

-          Ahora veras como no vas a fingir puta

Pareció ponerse violento, por un momento me asuste, yo no estaba acostumbrada a esa brusquedad. De un tirón me bajo de la bancada y me coloco mirando hacia el espejo,  quede dándole la espalda y el se fue agachando y desapareció tras de mi. Me reclino contra los lavabos quedando mis manos apoyadas en dos de ellos y mi cara muy cerca del espejo. Mi rostro contrariado en primer plano, al fondo tras de un pequeño tabique, como amagado, de nuevo el de mi esposo que no perdía detalle. Mientras tanto mi amante colocaba la falda de mi corto vestido sobre mi espalda, dejando mi culo completamente al aire y a su merced y deslizaba sus manos por mis muslos invitándolos a abrirse a sus caprichos. Cuando consiguió que me colocara en la postura que pretendía, solo replico.

-          Ahora si vas a sentir, hoy vas a saber lo que es un orgasmo.

En ese momento pensé que con lo que llevaba encima esa mañana no me quedaba nada que aprender, pero estaba completamente equivocada. Comencé a notar como su legua jugaba con mi culo, lamia de una manera exquisita que me excitaba muchísimo, hasta entonces nadie me había comido el culo y mucho menos penetrado. Mi esposo me lo había pedido en alguna ocasión pero siempre preferí que esperara, por lo que también quería que Carlos lo respetara y mucho menos deseaba en ese instante entregárselo delante de mi marido. Sus juegos me estaban llevando a perder la cabeza, ni tan siquiera yo sabia que eso que me hacia me gustaba tanto. Por un momento perdí la cabeza y  cuando note que con uno se sus dedos intentaba penetrarme, el dolor me hizo volver de mi estado de éxtasis y le replique.

-          ¡Eso no!

-          ¿Por qué? ¿NO te gusta acaso?

-          Si pero

-          Es por dinero ¿Cuánto quieres? ¿Quinientos más?

-          ¡no!

-          Esta bien el dinero no es problema pero no llevo mas de dos mil , toma los

Los tiro sobre la bancada y los vi caer frente a mi, mientras sus manos seguían muy despacio abriéndose camino hacia mi interior.

-          Es que nunca……………..por hay……

-          Ya lo he notado, por eso soy capaz de darte lo que me pidas, pero no llevo mas tendrás que fiarte de mi y cuando terminemos te traeré quinientos mas

-          Pero hace daño

-          Solo al principio, seré cuidadoso

Para ese momento de la conversación la punta de su dedo ya estaba dentro de mi y pensé que de perdidas al rio. Por setecientos euros estaba vendiendo algo que algún día lo daría gratis no era tan mal negocio, además este señor la tenia mas bien pequeña y no me haría mucho daño, así que poco a poco me fui auto convenciendo mientras un gemido entre placer y dolor salía de mi boca ya que su dedo índice ya estaba completamente alojado en mi interior.

-          Que caliente estas, dime cuanto lo deseabas

-          No ….no es cierto…….ah

-          No disimules , no nos ve nadie, mime que quieres que te de por el culo

No era cierto mi marido no perdía detalle y yo no quería decirle que me lo hiciera por detrás cuando a él se lo había negado. Su dedo seguía jugando en mí interior volviéndome loca, sentía un placer nuevo al inimaginable para mí hasta ese momento. Me mire en el espejo y estaba entregada, me mordía los labios de puro placer y jadeaba de dolor como una perra. Aquella imagen de mi tan entregada me puso más caliente todavía, volví a mirar al fondo del espejo y el cornudo de Mi esposo allí seguía disfrutando del espectáculo. Por un momento medio verdadera pena, había convertido de la noche a la mañana a su esposa en una autentica puta y a el en un cabrón consentido y  como además parecía disfrutarlo quise darle una lección.

-          ¿No lo deseas?

-          NO………..no……….

-          ¿Como que no? Tu cuerpo dice lo contrario

-          ¿Seguro? No crees que pueda estar fingiendo como antes.

-          No mucha esta vez no

Se levanto sin sacarme el dedo, con la otra mano me despejo el pelo de la cara, lo recogió en una cola y tiro levantándome la cara para que me viera bien en el espejo. Hinco un poco mas el dedo en mi interior y me dijo.

-          Mírate, ¿me vas a decir que no te gusta?

Entre un enorme gemido solo le pude decir

-          Haz ya, cojeme antes de que me arrepienta, rómpeme el culo cabrón lo estas deseando

-          Tus deseos son órdenes,  preciosa.

Seguía tirándome levemente de la improvisada cola, me dominaba la cabeza como si de un caballo se tratara, en este caso su yegua que estaba preparada para ser montada por un semental. Se reclino ligeramente dejo caer un buen chorro de saliva, que dijo justo en mi agujerito del que iba saliendo con el mismo o mas dolor del que había entrado el índice que me había hecho perder la cabeza. Me conforme pensando que no la tenia grande el caballero y no me produciría excesivo dolor, pero me equivoque, lo que por el conchita  me hacia cosquillas y apenas notaba, cuando dijo de entrar por el culo me pareció un misil, la clavo de una sola estocada y no falto mucho para que perdiera el conocimiento creo, mi respiración se paro por un momento y no veía el momento de que aquel dolor acabara, todo lo que en principio fue placer se torno en dolor y mal estar. Empezó a envestir con fuerza, creo que al verme sufrir se excito mas y me apuntalo sin piedad durante tres o cuatro minutos que para mi fuero eternos. Cuando final mente se corrió lo hizo dentro, note como me chorreaban las piernas, las mire y pude ver como algo de sangre acompañaba a su esperma por mis muslos. No podía moverme todavía la tenia dentro y espere concentrada a que su miembro perdiera vigor y saliera por si solo sin demasiado esfuerzo como así fue. Que alivio al salir aquello de mi, le tuve que dar la razón nunca había sentido nada igual, y e aquel momento no quería volver a sentir lo jamás.

-          Gracias preciosa, se que lo has pasado mal, no creas pero esto me lo agradecerás eternamente. El primer hombre de tu vida es importante pero el primero que te da por el culo te marca para siempre.

Note como me miraba mientras decía

-          No es nada un pequeño desgarro, te dejo mi tarjeta, llama mañana temprano y pide cita, di que he dicho yo que te la den si no que me pasen al teléfono contigo, allí te terminare de pagar no padezcas.

Dejo una tarjeta de visita dentro del bolso y se marcho, mi marido había desaparecido yo apenas me podía mover del dolor que todavía tenia y como pude comencé a limpiarme un poco de nuevo y recomponer mi figura. Cuando hube terminado, Tomé mi bolso. Apenas podía andar, mi vestido estaba bastante mojado y mi peinado dejaba muchísimo que desear. Busque a Mi esposo por la planta superior sin éxito, poco a poco fui cobrando la compostura y podía andar algo mejor, estaba cansadísima y no tenia ganas de nada. Mas de media hora después encontré a Mi esposo en una de las tiendas de lencería de la segunda planta, desde fuera vi como pagaba y al salir y verme me dijo.

-          Ven vamos al servicio.

Entramos al que mas cerca nos  quedaba y allí me metió en uno de los váteres. Con muchísima suavidad y cariño, me fue poniendo  un tanguita  nueva que me había comprado, a la vez que las subía me besaba los muslos.

-          Estoy muy cansada.

-          Me imagino, No te preocupes hacemos la compra y vamos a casa mi amor, ya esta bien por hoy.

Ni un reproche ni un mal gesto, parecía complacido y sereno, en todo un cornudo consentido lo había convertido, y parecía encantarle

 By  eliana_bouquet@yahoo.com

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