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1 septiembre 2018 6 01 /09 /septiembre /2018 23:33

En noviembre pasado mi esposo invitó a Victorio con quien hacía negocios de todo tipo, compra de inmuebles, autos, mercaderías de todo tipo a que nos visitara un día en nuestra casa de campo

Inicialmente lo tomé con fastidio ya que no quería cocinar ni estar escuchando interminables conversaciones de negocios, que me aburrían espantosamente. Al principio no quería porque conozco como son esos pillos de bebedores y conversadores.

Apenas llegado se quitó su camisa y se quedó en short para tomar sol y gozar de la pileta. Yo lo observé, lucía muy bien sus buenos bíceps, la parte baja de su abdomen duro y debajo de su zunga un tremendo bulto.

El también miró mi cuerpo solo cubierto por un breve bikini y su escueto corpiño, me sorprendió la forma en que me miraba y disimuladamente daba un escaneo a mi cuerpo.  Lo tomé como algo normal de cualquier hombre, aunque a medida que pasaba se hacía más incisivo. Les serví unas cervezas bien heladas y las risotadas y comentarios sobre sus negocios no tardaron en llegar. En un momento me quedé a solas con él y me dijo:

 -    Espero que nuestros comentarios no te aburran.

-       Para nada, le dije. -        

-Quiero decirte que envidio a tu esposo porque tienes un cuerpito tan exquisito  

Su comentario me ruborizó. Y no sé por qué miré su bulto y se notaba un gran paquete escondido allí. Victorio  es un hombre  alto y fornido, atlético ,con un cuerpo casi esculpido , cubierto de un buen vello , el justo sin ser un oso su piel está cubierta de su bello castaño oscuro. que hace suficiente ejercicio para mantenerse en forma. Creo que el notó mi cambio de actitud, ya que inmediatamente me dijo:

-         Victorio: ¿Mi comentario tocó alguna fibra en ti?

 - Pretendiendo no inmutarme, pues qué bueno que él así lo cree. Lo veo como un halago.

-         Victorio: ¿Y cómo podría yo conocerte mejor?

En ese instante entró mi esposo y el tema quedó allí.

Luego fuimos los tres a la piscina, Victorio cada vez más me comía con la mirada y a mí me empezaba a recorrer un calorcillo por el cuerpo.

Mientras mi esposo buscaba unas bebidas Victorio se me acercó luciendo un sungo negro que le asentaba genial, me dijo:

-  Uhmms asi humedecido esa bikini te queda expléndida, por dios que hermosa sos.

- Recatate un poco man , soy casada  

Se sentó a mi lado y noté su enorme paquete. Me dije a mi misma: él es de esos chicos que aún con el pene dormido tienen un tamaño considerable. Divagué en mis pensamientos y Victorio  me sorprendió al decirme:

 -         Victorio : ¿Que estas mirando?

-         Yo: ¡Nada! Y deja el acoso, no se qué pretendes hostigando a la esposa de un tu amigo.

-ÉL, sonriendo levemente.ME COMENTA -Piensa como quieras, eres muy bonita y me gustas mucho.

El día de piscina fue desarrollándose agradablemente, nos zambullíamos y luego tomábamos sol en unas reposeras, yo dormitaba entre la tibieza del sol y la mirada lasciva de Victorio y me excitaba, mi piel se erotizaba, mis pezones se ponían duros y sobresalían de la breve tela que cubría mis lolas y mi vagina se humedecida.

Con la excusa de preparar la mesa me retiré, pasé por la cocina, saqué los platos que ya tenía preparados y fui darme una ducha para tranquilizarme.

Cuando estaba ingresando al baño vi que mi esposo se levantaba de su lugar, no distinguí haca donde se dirigía,

El agua fresca no calmó mi deseo, mis pensamientos calientes me invadieron entre mis piernas renació con más fuerza mi apetito.

Mi vagina era poseída por un incendio difícil de sofocar, me pedía que hundiera un par de mis yemas en su interior, pero estaba tan necesitada que comprendí que eso no sería suficiente y descolgando la flor de la ducha, dirigí el chorro contra mi clítoris.

-¡Dios!, aullé como gata en celo en plan perra sintiendo en mi mente que era una lengua la que torturaba el tesoro entre mis pliegues.

Metiendo un dedo dentro de mi vulva, llevé el mango de la ducha entre mis tetas y me masturbé soñando que ese duro aparato era el falo de Victorio  y que el agua que empapaba mis senos era su ardiente semilla. Esa imagen provocó queme brotara más y estuviese muy caliente .

Lo creáis o no, una vez sobre la taza, el incendio continuó y cogiendo el champú lo eché sobre mi piel, para acto seguido embadurnarme con él asumiendo que era un hombre el que lo hacía.

-¡Sería suya y solo suya!- grité en la soledad de mi baño al sentir que mi cuerpo colapsaba y que el placer se iba acumulando en mi entrepierna La textura de ese jabón me recordaba la leche de un macho y sin poder aguantar más, me vi inmersa durante largo rato en un maravilloso clímax que asoló todo mis neuronas….

Entonces mis manos recorrían mis senos, mi vagina  y mi mente estaba poseída por mi imaginación.

 En segundos mis  pechos se convirtieron en colinas resbaladizas y cálidas, mis pezones ese endurecían más y más al compas de las burbujas que los cubrian.

Mi  vientre es estremeció subitamente cuando mis  manos descendieron por él, cuando el jabón resbalo entre mi ombligo y el nacimiento de mi pubis.

El deseo que me  invadia me  habia hecho bajar los brazos y tratar de sostenerse de las canillas que se adosaban a la pared que le daba forma a la ducha.

Sin poder abrir los ojos y casi sin aliento, solté  un pequeño gemido cuando mis  dedos voraces hacían separar mis piernas delicadamente

Tardé en darme cuenta que unas manos me estrujaban deliciosamente mis lolas , me presionaban y luego me liberar los senos, al mismo tiempo que sus dedos me acariciaban en círculos los pezones.

Las manos enjabonadas de esa misteriosa mujer habían tomado por asalto los labios interiores de su vagina y resbalaban como mariposas hacia adentro.

 

La delicia de esas caricias en su clítoris erecto se estaban haciendo sentir y para facilitar la tarea, entreabrio despaciosamente sus piernas. 

Mis dedos siguieron con su tarea, firme e insistentemente ,mientras un dedo me penetraba a fondo, con la otra mano y mi  pulgar acariciaba su clitoris en circulos y lmi palma rozaba el resto de su vagina.

Mis caderas no dejaban de subir y bajar con un ritmo muy sensual Era imposible contener mis gemidos de placer que esas manos me ocasionaban en los senos ,

Cuando creia que el placer no podía ser mas intenso sentí  que el cuerpo de las manos que me frotaban las lolas, era un cuerpo masculino musculoso , firme y empecé a sentir una calidez diferente adhiriéndose a mi  espalda.

Sentí una exquisita erección rozando mi cola, una erección que no dejaba de recorrer mi piel guiada por una mano experta.

Pegado a mi espalda ,  aquel ¿desconocido?  seguía elevandome a un nivel de gozo impensado.

Tuve la necesidad de aferrar las caderas de aquel hombre, las de rozar ese pene que me estaba enloqueciendo sin piedad.

Estiré mis brazos hacia atrás, tomé con mi mano derecha el pene que me  acariciaba y después de ubicarlo estrategicamente entre mis piernas, tomé las caderas masculinas y las pegué a mi cuerpo, dejándola sentir esa dureza en toda su dimensión presionándome desde atras.

Perdida en aquella sensación, dejé que las manos fuertes del que en ese momento era su hombre me haga suya, sentí su vos -¿te gusta ?, apenas reconocí su voz le dije si haceme tuya Victorio

En mi gozosa desesperación su pene me acariciaba insistentemente mientras una de sus  manos me  penetraba delicadamente por delante, mis pechos libres del jabón que antes los cubría y empapados por el agua que ahora me  ardía en la piel, se movían de arriba hacia abajo cada vez que uno o dos dedos me invadían magicamente y violaban dulcemente mi  vagina.

cuerpo.

Adoré cada lamida de esa lengua masculina que recorría mis  hombros y aquellos dientes tiernos que mordían los lóbulos de mis orejas ; ardí  de deseo con el aliento cálido de él que no cesaba de tocarme , de arrinconarme  con su sexo, de calentarme  al máximo.

Y sentí como su espada entraba en mi, me abría , me invadía y tuve un enorme orgasmo, y no pude descansar su pija entraba y entraba, ingresaba sin parar, sin frenarse en mi cueva humedecida, cuando casi entrara toda, el comenzó a moverse ,más y más . Lo que me produjo un enromé placer y comencé a extremecerme y tuve mi segundo orgasmo y el seguía invadiendome y dándome más y más.

Supliqué silenciosamente por más, anhelaba cada gota de semen que aquel hombre pudiera derramar en mi vagina, quería acariciarme yo  misma y mezclar mi flujo con todo el semen que aquel extraño pudiera regalarle.

Así, sin noción del tiempo transcurrido, mi cuerpo se movía al comprar de sus pulsiones ,nos acariciábamos como podíamos, nos  dejamos  llevar por oleadas interminables de placer ....

Luego el me besó , se tapó con un toallón y sólo me dijo:- eres deliciosa, me gustaría tenerte para mi en otro momento

mhuegate@yahoo.com

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