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26 diciembre 2009 6 26 /12 /diciembre /2009 23:25

Mi mujer y yo 16 años de casados. Así que no es la primera vez que
tenemos sexo. No es eso. Es la primera vez que nos pasa lo que voy a
contar. Yo he tenido la mente muy caliente siempre. Siempre se me han
ocurrido cosas que a veces durante una sesión de amor con mi esposa
le contaba con el propósito de calentarla aún más. Primero pensaba
que ella me llevaba la corriente solo por complacerme. No sabía si de
verdad le gustaba. Luego me dí cuenta que cuando le decía todas esas
cosas, estando ensartada por mí, con sus ojos me decía que le gustaba
lo que oía.

Cierta noche bebíamos whisky en las rocas, escuchábamos música
romántica y a veces boleros suaves que aprovechaba para bailar con
ella. Lucía ella un hermoso vestido azul, de seda suave. Estaba
preciosa.

En un momento dado ella se arrodilló y extrajo mi pija de mi pantalón
y golosamente se puso a darle lamidas y chupadas que me pusieron a
calentísimo. Luego quité la vajilla de la mesa de centro y allí la
acosté, le subí la falda y le corrí a un lado su tanguita, y le
devolví el favor con largas y profundas lamidas. Ella gemía
suavemente.

De pronto, no lo esperábamos por la hora que era, alguien tocó a la
puerta. Me asomé para abrir y me asombré al ver allí un primo segundo
mió. Tenía una cara larga y se le veía cabizbajo. Acababa de
discutir con su mujer y me preguntó si podía pasar unos instantes.
Le dije a mi esposa que se organizara para atender la visita. Abrí la
puerta y le dije:

- Vaya, que sorpresa. ¿Y Eso?
- Mi mujer está que me quiere matar. Se enteró de una pequeña
indiscreción mía y me ha echado. No encontré otra alternativa que
venir a molestarlos.
- De ninguna manera. No es ninguna molestia. Puedes quedarte un rato
y charlar si gustas.

Pasó a la sala y mi esposa lo atendió ofreciéndole algo de comer, lo
cual rechazó argumentando que no tenía ningún apetito. Entonces le
ofrecí un trago de whisky, lo que si aceptó. Tratamos de subirle el
ánimo y después de un rato, con el whisky y la charla nos entonamos
un poco y se le notaba menos recaído. El también bailó con mi esposa
algunas canciones y hasta boleros, lo cual me puso a calentón pues
bailaban bastante apretados. Ella se sentó en el sofá de frente a él
y mostraba parte de sus hermosos muslos y hasta parte de su tanguita.
Noté que él la miraba a veces con descaro. La saqué a bailar y me
puse a darle besos bien eróticos. La sentía bien caliente. No le
importaba que le tocara sus nalgas cuando la apretaba contra mi pene
que hacía rato estaba que estallaba.

Ella en una acción sorpresiva me tomó el pene sobre el pantalón y me
lo sobaba placenteramente. Él por supuesto veía la acción. Fuimos al
sillón y mi sorpresa fue mayor cuando me sacó el pene y volvió a
mamármelo con chupadas espectaculares. Mi primo no aguantó y sacando
su pija se puso a masturbarse suavemente. Su miembro era blanco y un
poco más largo que el mío, pero más delgado. Ella lo miró y siguió
mamando. Entonces le dije a ella:

- Creo que el primo también necesita una dosis.

Ella me miró como esperando la aprobación y al darla se acercó a la
pija del primo, que para estas alturas, se había olvidado
completamente de su mujer. Ella comenzó a mamarlo de manera suave,
pero con una mano me tenía cogida la mía, para que no me masturbara.
¿Cuales eran sus pensamientos? Yo me quité la ropa y procedí a
desnudarla a ella también. Se veía preciosa mamando y mi excitación
crecía al pensar que se lo estaba haciendo a otro en mi presencia.

Nuestro primo tampoco se estaba quieto. También se desnudaba de
manera rápida. Recordé que el motivo de la bronca con su esposa había
sido precisamente que andaba de mujeriego. Sonreí.

Me acomodé entre las nalgas de mi mujer y busqué con mi lengua y boca
su coño húmedo por la emoción. Lo lamí repetidas veces, mientras
sentía sus quejidos entre mamada y mamada al pene que tenía en su
boca. Luego acomodé mi pene en su vagina y le di mil empujones
mientras ella seguía mamando. Mi fantasía se había cumplido. Cuando
ella sintió que se acercaba mi eyaculación me lo sacó y me lo apretó
duramente impidiendo la venida. Ella dijo que no quería que me
viniera tan pronto. Quería volvérmelo a mamar.

Cuando volví a metérsela en la boca, ella estaba acostada sobre la
mesa de centro mientras él se la clavaba con movimientos fuertes y
pausados... Con sus ojos ella me pedía solo una cosa, que metiera mi
pija en su boca golosa. Siguió mamando con los ojos cerrados,
mientras su sexo era llenado por la pija de Juan, nuestro primo
segundo.

Luego me dijo que me acostara en el piso. Ella se sentó encima de mí
quedando bien ensartada y le pidió a Juan que le penetrara el culo.
Quería tener dos pijas al mismo tiempo. La bombeamos largo rato, los
quejidos eran suaves y largos. Cuando sintió que era inminente la
eyaculación y su orgasmo, me miró y dijo:

- Me falta otra verga para mamar mientras tanto.

Quedé petrificado. Vaya lo golosa que era mi mujer. Como tenía hambre
de pene. Tuve el orgasmo más fantástico de mi vida de sólo imaginar
lo que ella decía. Luego nos tiramos los tres en el sofá, sudorosos,
cansados y satisfechos. Me dormí rápidamente.

Me desperté al escuchar los quejidos que daba mi mujer mientras el
cabrón de Juan se la volvía a bombear dentro de su concha. Yo por mi
parte ya tenía suficiente y me contenté de verlos cogiendo con
frenesí. Ella estaba más que caliente, le encantaba probar una verga
nueva y mi mirada la excitaba muchísimo. Estaban metidos en eso, a
medio orgasmo, cuando volvió a sonar la puerta. Me acerqué a ver
quien era y no pude más que reír al ver a la mujer de Juan buscando
su marido...

alacran_alado@yahoo.com

http://ar.groups.yahoo.com/group/oraculo_infiel/message/3627

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26 diciembre 2009 6 26 /12 /diciembre /2009 23:12

Estaba buscando trabajo, después de pasar por varias entrevistas,
algunas muy pedorras, en una de ellas, finalmente seleccionaron 4
chicas de entre un montón, entre ellas yo, para le entrevista
personal con el gerente de la sucursal. Estaba muy difícil ya que
todas eran muy competitivas y bonitas. Así que decidí ponerme un
vestido corto que resaltara mis piernas para impresionar al Gerente.
La entrevista fue en la suite de un bonito hotel, estábamos todas
sentadas allí, Salio el señor que dijo ser el gerente, era muy alto,
como de 40 años, pero muy conservado y atlético, de un grueso bigote.
Nos miro a todas y fijo un orden para que ingresáramos una por una a
la entrevista. Al mirarme, me fijo para el final Finalmente después
de como 2 horas me toco mi turno. Las demás se fueron. Me senté en un
cómodo sillón, el se sentó al frente Mio. Como mi vestido era algo
corto, al sentarme, se me subió bastante y no pude evitar el
mostrarle mis formadas piernas. Lo note algo nervioso
entonces me hizo las preguntas de rigor, edad, experiencia,
inquietudes, etc., y poco a poco fue entrando en confianza y
comenzó a ser mas amable. Hasta ahí todo bien, como yo lo esperaba.
Entonces se paro y sin preguntarme sirvió dos copas de algún güisqui
y me ofreció una. No me quedo más alternativa que tomarla.
Luego comenzó a hablarme de la sucursal, de sus planes de expansión,
de su liderazgo. Así llego otra copa más. Yo ya me iba poniendo algo
acalorada y sin darme cuenta ya me estaba sirviendo la tercera copa y
entre risas y ciertas picardías y galanterías de el para conmigo, la
termine.
Entonces se paro para servirme una copa más, pero esta vez vino y se
sentó a mi lado y me entrego mi copa. Yo me puse algo nerviosa y
entonces me hablo, me dijo que yo era muy bonita, y si lo deseaba,
podía tener una ascendente carrera en ese sitio, y que ahora todo
dependía de mí.
Yo algo ingenuamente le pregunte y que debía hacer para lograr ese
puesto, y el mirándome muy fijamente me dijo ...nada.., que todo se
lo deje a el, y al decir eso, sentí su mano sobre mi rodilla.

Comenzó a hablar de cuanto ganaría, y todos los
beneficios que pronto tendría, su mano poco a poco fue recorriendo
mis descubiertas piernas, hasta meterse bajo mi falda.
Entonces me quito mi copa y comenzó a besarme, yo no sabia que hacer,
por un lado quería detener todo esto pero a la vez pensaba en los
beneficios y adiós a mis problemas económicos y entonces me deje
llevar.
Por lo demás el era un experto, sus manos me acariciaba sobre mi
tanguita y me comencé a excitar, soltó las tiras de mi vestido
sobre los hombros y descubrió mis pechos los cuales beso con loca
pasión. Cuando ya estábamos sobre excitados, me recostó en el sillón,
me levanto las piernas y rápidamente me saco el tanguita. Me comenzó
a besar y chupar mi vagina y a la vez me metía sus dedos.
Entonces se paro y se desvistió rápidamente hasta quedarse en
calzoncillos. Se metió la mano dentro de el y se saco un inmenso
pene, me abrió las piernas y me comenzó a meter su inmensa cosa hasta
hundirla completamente en mi vagina. Luego como una maquina comenzó a
tomarme. Aunque me sentía mal por lo que estaba haciendo, no pude
evitar el disfrutar lo bien que lo hacia. Me puso en varias
posiciones y finalmente me puso en posición de "perrito" y axial fue
como finalizó, inundándome con un gran torrente de leche en mi
interior. Yo también tuve varios orgasmos y uno junto con el. Fue
axial como terminamos, y nos quedamos axial un largo rato exhaustos el
sobre mi espalda y nalgas, aun con su miembro en mi interior, ambos
sin fuerzas para levantarnos.
Después de un buen rato, sentí que su miembro nuevamente comenzó a
endurecerse dentro de mi vagina. Y el nuevamente comenzó a atacar
desde atrás. Luego se levanto y me paro también, entonces me llevo a
su escritorio, me hizo apoyarme sobre el, parada, dándole la espalda,
luego me levantó la falda que aun no me la había quitado y nuevamente
me la comenzó a meter desde atrás , fue divino y después de un buen
rato de machucarme finalmente otra vez se chorreo dentro mío. Nos
tiramos luego a descansar sobra la alfombra y fue axial como conseguí
empleo

Morochadelacademia

http://ar.groups.yahoo.com/group/oraculo_infiel/message/3607

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26 diciembre 2009 6 26 /12 /diciembre /2009 02:45

Antonella estaba ansiosa, excitada, muy mojada, el vendaval
furiosamente se descargó golpeando con furia todo a su paso, el agua
corría por su cabello enrulado soldándolo, eliminando rulos,
alisando circunstancial y artificialmente el cabello. Cuando creía
que todo había sido en vano doblando la esquina escuchó el sonido del
auto, que se detuvo frente a ella, la puerta se le abrió y apenas
ingresó la voz de Mauro, su amante deja deslizar: -"Perdona, tesoro,
pero no pude llegar antes... Tuve problemas... al salir a la ruta
hubo un accidente, un camión volcó cargado de maíz, por suerte la
cana me conocía y haciéndome un lugar por la banquina pude avanzar, ¿
te funciona el celular ?¿te envíe mensaje?
Antonella observó su cartera, hilos de agua corrían por los
bordes, el celular estaba apagado,-" Uffss, me habré quedado sin
batería .Hola,... Hace más de una hora que estoy esperando... Estoy
helada....Estoy casi congelada... ¿Y sólo tengo con dos horas, que
bajón?
Él sin decir palabra, le sella la boca con un prolongado y
apasionado beso. Eran amantes y se amaban furtivamente.
Nadie podría suponer que ella casada, una hija, secretaria en una de
las empresas acopiadoras de cereales mas importante de la zona, de
hermosa figura, rostro sugestivo y armonioso, aspecto grácil y
tímido, menuda de estatura, era una mujer adultera capaz de
mantener una relación furtiva y secreta con uno de los socios de la
empresa dirigente de la sociedad de productores local.
Sólo aquellos hombres afortunados que saben leer muy finamente lo que
una mujer puede ser capaz de dar , se imaginaban el volcán que
guardaba al observar su cadencioso caminar, envuelta en sobrio trajes
grises de secretaria ejecutiva y anteojos , caminando como se flotaba
como si temiera herir el suelo con sus pequeños pies, su andar lento,
con su rostro de ejecutiva seria y fría , con su impasible cara de
inocencia y ausencia de sensualidad e ignorando las miradas de los
hombres que contemplaban esa figura de mujer . Una mujer que pese a
todo aquello y sin proponérselo atraía las miradas de los hombres y
despertaba en aquellos que se imaginaban lo que se despertaría en
ella al quitarse los anteojos y el traje de ejecutiva, aquel que bien sabía adivinar era sabía que ella era un volcán latente , se imaginaban su fogosidad ardiente que escondía.
Su mirada tierna y su elegante gracia femenina era no pocas veces
motivo de críticas de algunas mujeres que se vanagloriaban de sus
propios contornos voluptuosos y provocativamente sensuales que ellas
mostraban ostentosamente a los hombres.

El ww gol era cómplice, con ambos enamorados sobre sus asientos,
busca un lugar aún más solitario y alejado, se estaciona mientras el
ventarrón y la
lluvia, cayendo ahora torrencialmente, oculta los besos y las
caricias de que arriesgan su tranquilidad para mirarse a los ojos y
jurarse amor por siempre una o dos veces por semana, cuando el esposo
de Antonella esta ausente y ella puede dejar a su hija a cuidado de
alguien fuera de los horarios de su trabajo.
Andrés su esposo, bastante mayor que ella, emprendedor y trabajador
educado con una educación de macho chauvinista, jamás la comprendió.
Él es un hombre sumamente celoso que igualmente cuando la fortuna le
sonreía solía tener sus amiguitas. Él le puso muchos reparos para
que ella siguiera estudiando en la ciudad de La Plata, ubicada a 200 km de su ciudad pueblo y hasta llegó a plantearle la necesidad de que
deje su trabajo para dedicarse solamente a su hija y el hogar.
Ella no lo amaba solo lo quería y respetaba , se casó ante la
influencia y presión de su familia y ante los pedidos de su madre
moribunda que le quería verla bien  ubicada, casada con algún tipo de
billetera grande ¨, antes que ella partiese de estos lares.

Mauro su amante, era un hombre moderno, educado en Buenos Aires , en
la crisis del 2001 se manejó muy bien y logró comprar las acciones
del Acopios del Oeste SA y desembarcó en la empresa siendo el gerente
general y el socio mayoritario .Tranquilo casado de años con su
mujer , vivía en un pueblo ubicado a 15 km del de ella .Jamás él le
ocultó que era mujeriego empedernido pero si le prometió que con ella
sería capaz de mantener un prolongado compromiso y establecer una
relación estable , secreta y furtiva

Los dos amantes se habían atraído desde la primera mirada y en el
fragor de la intimidad y la confianza adquirida por el tiempo ya
transcurrido, más de dos años, ambos fueron entregando más y más de
sus más escondidos e increíbles deseos y placeres que se puedan
otorgar mutuamente un hombre y una mujer que se desean y aman. Su
relación llena de pasión y romanticismo, de lealtades y sinceridades
sin límites, se acrecentaba con la maestría con que ella como una
gata seducía y demostraba su portentosa calidad de hembra que está amando.

Y como él cada vez mas la sometía con gran creatividad arrancándole los deseos
más profundos y haciéndole vivir todas las fantasías que ella durante
años se había reprimido.

En los momentos de quietud y tranquilidad que tenían después de
saciada la carne, con aún las pupilas dilatadas por el placer,
surgían las palabras de amor, el coloquio sentimental y las promesas
de amantes, algunas originales y poco comunes.
Antes del último beso de despedida había que planificar el dónde, el
cómo, y el cuándo tendría lugar el próximo encuentro, todo con el máximo de
detalles y precauciones, para evitar que los seres engañados, ambos
sospechosos y en estado de alerta, triunfaran en sus pesquisas de
sorprenderlos y descubrirlos.
Andrés, el esposo engañado, herido en su soberbio ego, experimentado
simulador de afectos y cariños y con un bien ganado título post grado
en el arte de seducir mujeres casadas, ya había detectado actitudes y
comportamiento inhabituales en su ahora reservada mujer, a la que
desde hacía varios meses la veía irradiando un halo de felicidad, todo acompañado de un manto de hermosura que le cubría todo su cuerpo.

Cada día la observaba más fresca y glamorosa, sus mejillas más
sonrosadas y sus labios más húmedos y sensuales. Sus senos eran mas
voluptuosos, sus nalgas mas esféricas y sobre3salientes, además ella
no dejaba de estrenar lencería cada vez más elegante y erótica, algo
audaz junto a faldas mas breves o pantalones mas ajustados a sus
curvas.
Progresivamente Andrés dejó de dormir bien, abandonó a dos amigovias
transitorias, y se fue asumiendo en el suplicio de la duda, de los
celos, de esos que no matan, pero que hieren dolorosamente fuerte en
el corazón.
La disimulación de la tristeza que lo había posesionado y la
ocultación de la humillación interna que sentía por la posible
infidelidad de su mujer, no lograba obviar que sus amistades fueran
sorprendidas por la metamorfosis que estaba padeciendo, antes alegre,
conversador, dicharachero, seguro de sí mismo, y ahora, ojeroso,
pálido, pensador, preocupado siempre. Los comentarios iban y venían.
Algo pasaba en ese
matrimonio conformado por una bella y cada día mas sensual mujer
mujercita
Sofía, era la esposa de Mauro, respetada, simpática y poseedora de
esa atractiva presencia que es dada por la genética, la educación y
la cultura confiaba y con razón en su hombre, al cual ya consideraba
como de su propiedad personal.

Ella era blanca, de agradables facciones, casi linda, cuerpo bien formado, aún atrayente
para señores que quieran lucir una mujer con personalidad definida,
ademanes elegantes y orgullosa de su persona.

Los dos cornudos personajes con esa rara intuición que se apodera de
los enfermos de celos y por esas misteriosas facultades de la mente,
sus sospechas apuntaron directamente a sus respectivas parejas. De
antes lejanamente conocidos, poco a poco fueron saludándose con más
amabilidad, con más asiduidad y frecuencia. Surgían las clásicas
preguntas inocentes, esas tan comunes que hacen suspicazmente las
mujeres sospechosas de algo, como aquella "... Y cómo está tu
señora...
La veo cada día más linda... Sé le ve rebosante de felicidad..." o la
que hacen los hombres del mismo estilo: ...Y qué es de tu marido...
Lo veo muy cambiado... Se le ve triste, apenado... A lo mejor tú lo
estás haciendo sufrir... Ojala que no seas tú la mala...". Con el
paso del tiempo ambos amigos de ahora, casi de infortunio, se
convencieron que estaban en la ruta correcta, pero no estaban seguros.
Quizás esta traición sea tildada de bajeza e inmoral por muchas
personas, pero nadie está libre de ser atrapado, atraído, casi
absorbido por esa irresistible llamada de los instintos del amor y
cuando esto les sucede a personas que han jurado ante Dios ser fieles
hasta que la muerte los separe, esto es convertido en un pecado
mortal.
La razón de los poseídos por este misterioso fenómeno humano en estos
casos no funciona, el raciocinio se bloquea y la lógica llega a conclusiones inusitadas.
Estos seres transgresores convencidos de que la muerte no los
separará, se juran amor aún después que ella suceda. Los sicólogos
aseguran que esto es una grave enfermedad, a veces, incurable. Aunque
en comunidades más cosmopolitas los efectos de la modernidad líquida donde nada es estable esta desintegrando esa idea de fidelidad
inmutable .Y a esa filosofía adherían Antonella y Mauro.
Mientras tanto Andrés, casi donjuanesco fanfarrón, el que
menospreciaba a los hombres sosegados y fieles y admiraba a las
mujeres ajenas infieles, se sentía vencido y jamás podría presentir
que sería ofendido en este su más preciado valor como hombre y
persona, por uno de esos hombres que, a su juicio, eran incapaces de
seducir una mujer y menos a su Antonella ahora en celo permanente con
su amante.
Sofía la respetada mujer de Mauro, de comprobada fidelidad hasta el
momento y don de gentes, mujer admiradora de su hombre, consumía
horas y horas de su ahora permanente insomnio, pensando en el mutismo
y sentimiento de lejanía que percibía en la actitud de Mauro, su
amado.
Ella, la señora, amaba a su manera a ese hombre de negocios,
productos agropecuarios, dirigente público sensible que gustaba
hablar, de historia, de las injusticias, de política.
Su amor por él fue creciendo con el tiempo, pero Mauro, su dócil
hombre, con los años la rutina lo fue apagando hasta transformarlo en
un común dueño de casa.
Ella, la dama, había triunfado en su empeño de control y ella, la
distinguida, había vivido siempre feliz exhibiendo el ejemplar
masculino de la que era su única dueña. Ahora apenada, cavilaba con
dolor en lo lejano que estaba de ella el corazón de Mauro.

Sofía en una de sus largas noches en que ella, la señora de la casa,
se ausentaba del pueblo e iba a Buenos Aires para controlar a una de
sus hijas, que estudiaba allí.
Mauro en vela, pensaba en su amor, en su diosa, pero el remordimiento
por la deslealtad hacia su mujer le provocaba alocados saltos a su
corazón. No podía evitarlo, él quería también a su señora, pero de
una manera diferente, sin esa pasión quemante y angustiante que
sentía por su Antonella. La amaba a pesar de esa pragmática y
realista actitud de ella para solucionar los problemas cotidianos y
enfrentar la vida, pero poseedora de una inmensa y humanitaria
sensibilidad por el dolor ajeno y las injusticias sociales.
Sus sentimientos de amor hacia su hombre siempre eran demostrativos,
coquetos y cariñosos. En esos momentos de desesperación, con la
sensación de tener una daga enterrada en su pecho Mauro sentía una
desgarradora lástima por el daño que le estaba infiriendo a su
hermosa Sofía, compañera de años.
Un día cualquiera, Sofía, se le acercó dicharachera y coquetamente a
Mauro suavemente le comenta:
-"Mi amor, el Sábado he invitado a un matrimonio a tomar mate... No
sé si los conoces... Es una pareja muy decente y simpática...Ella
creo que es empleada en una de las empresas tuyas…Él es un pequeño
productor que ayuda mucho en la capilla con sus donaciones… Me
gustaría que los conocieras..."...
-"Bueno... Si tú lo crees así... Ningún problema...". Contestó Mauro,
displicente y sin dar importancia a este asunto, ya que estaba
habituado a los encuentros que organizaba su mujer, por lo que ni
siquiera preguntó por el nombre de los invitados.
El sábado, Mauro abre la puerta y ve delante de él a Antonella
acompañada de Andrés Los amantes disimularon como verdaderos actores
consumados su sorpresa. Mientras
los saludos y las consabidas preguntas y respuestas de cortesía
iniciales iban y venían, las miradas inquisidoras de cuatro pares de
ojos se cruzaban tratando de penetrar en las mentes de los rivales.
Ya sentados en los sillones del living, Mauro sentía que su cuerpo
ardía y que gruesas gotas de sudor estaban asomando por su frente,
sus manos ya humedecidas, mientras Andrés, lo observaba fijamente.
Sin demostrar nerviosismo, Mauro secándose el rostro con un pañuelo y
sin dar importancia a la mirada insolente del cornudo, exclamó
como un suspiro:
-" ¡Qué manera de cambiar el clima!... ¿Está haciendo bastante calor... No?
La mujer infiel y la anfitriona en el otro sillón, con esa astucia innata de mujer se soportaban mutuamente, cortes y cordialmente las miradas, las preguntas y las respuestas, todo sonriendo y disimulando.
La labor de espionaje psicológico de los cornudos estaba en pleno
desarrollo y la capacidad de contraespionaje de los amantes hacía
alardes de habilidades de simulación e hipocresía, todo por el amor,
ese gran don dado a los humanos por la naturaleza.
Pasado esos primeros momentos de susto y en el convencimiento de que
las víctimas nada sabían, Mauro, mientras sorbía su mate en su mente
trataba de analizar la situación en la que estaba ocurriendo. No había duda
que la reunión había sido concertada, planeada con el objetivo preciso de
indagar, buscar alguna seña verificadora de la relación entre Antonella y él.
¿Pero cuál de los dos cornudos era el dudoso y el creador de esta
estratagema?... ¿Era Sofía?... ¿Era Andrés ?... ¿O talvez los dos
actuaban juntos? Eran las preguntas que estaban haciendo transpirar
más de lo normal al sorprendido Mauro.
Afortunadamente para los amantes todo terminó con esas frases de buena
educación...
"Lo hemos pasado muy bien"..."Hasta pronto... Vengan a visitarnos
cuando quieran..."
" Ha sido una agradable tarde Ha sido un verdadero placer conversar
con ustedes", etc.
Después de aquella ocasión , los amantes ya expertos en crear medidas
de seguridad para precaver sorpresas desagradables, optaron por rotar
los lugares de sus encuentros entre los diferentes pueblos y
estaciones de ferrocarriles que abundaban en esa hermosa región.
La brisa de la primavera y el rebrotar de la vida estaba estimulando
a los amantes a ser cada día más osados. La fragancia del campo, el sol radiante y el
trinar de los pájaros que revoloteaban eran como un afrodisíaco para
la sensualidad cada día mas desarrollada de Antonella que embelesaba
y enloquecía a Mauro
Tendidos de espaldas, tomados de la mano, dejándose acariciar por la
tibieza del sol y la brisa del campo, los enamorados amantes
aspiraban el aire perfumado de las flores y de la hierba fresca de la
llanura pampeana. Solos y cubiertos por las hierbas, rodeados de
mariposas y jilgueros, cabecitas negras, corbatitas trinando, libres
de miradas curiosas, se entregaban al amor jurándose amarse aún
después de muertos. En momentos así es razonable que esas personas
escapan a la realidad durante esas horas de placer y comunicación
íntima, lo que con mucha propiedad podría considerarse como una feliz
y milagrosa locura.
Y llegó el verano, con su calor, sus playas hermosas y las vestimentas
multicolores.
Período de goces, gozos, de descanso, de vacaciones y del gran golpe
de los amantes.
La señora Sofía, la mujer cornuda de Mauro, preparó sus maletas para
ir a visitar a una de su hija que se había casado e ido a vivir a
Madrid y el cornudo fanfarrón, quizás ya resentido con su mujer, optó
por pasar solo sus vacaciones donde unos parientes en Chile.
Esto no es nada anormal, ya que se acostumbra que en estos meses de
verano cada uno decida la forma en que hará uso de sus vacaciones. Nada de dos
horas cada tres días.

Los amantes iban a estar juntos, mirarse a los ojos hasta cuando les diera sueño, durante quince días, con sus veinticuatro horas completas, y todo en un lugar
paradisíaco, lejos de la gente conocida, junto a tranquilas olas de
mar, sol y brisa marina y otras agradables ofertas.
Ambos sólo pensaban en la llegada del pronto día de partir hacia ese
paraíso, sonriendo, respirando profundo, viviendo.
Y llegaron se registraron en el hotel como marido y mujer fueron
guiados hacia una cómoda pero sencilla cabañita equipada.
Durante los dos primeros días salieron solamente a almorzar una vez.
Al tercer día mostraron sus grandes ojeras a los bañistas, cuando
decidían ir a nadar y debían sacarse sus sendos lentes oscuros. Poco
a poco se fueron dorando y logrando esa apariencia tan deseada por
todos de verse saludable, radiante y contento. Durante las noches, en
la sala de baile se divertían conversando con parejas desconocidas
pero ávidas de amistad y conversación.

Todo era alegría y tranquilidad. Los amantes estaban de verdad en un verdadero paraíso.
Al décimo día de esa maravillosa estadía, cuando los amantes salían
del hotel hacia el mar, de pronto alguien conocido del pueblo, una
mujer, los quedó mirando insistentemente y con claras muestras de
sorpresa. Luego dirigió su vista hacia el auto de Mauro, muy
conocido, que estaba estacionado junto a la entrada del hotel.

Al descubrir a la mirona, los amantes fueron invadidos por una gran
preocupación.
Cuando faltaban dos días para retornar a su pueblo, de improviso
alguien golpea en la puerta.
Mauro pensando que era alguna de las personas que hacían la limpieza
abrió la puerta, pero quedó paralizado cuando frente a él estaba
furiosa, ella, su señora! Los insultos, el griterío fue espantoso.
La amante que estaba en la cama al asomarse a la puerta recibió
también una andanada de palabrotas de la señora, que llorando se
alejó junto a la amiga que la acompañaba.
Mauro cuando divisó la imagen de su mujer alejándose y llorando
amargamente no pudo evitar de verse invadido por una gran pena por el
gran sufrimiento que le estaba ocasionando a la mujer con la que
había estado viviendo tantos años.
Antonella mientras tanto, convertida ahora en tigresa, dispuesta a
todo, enfrentó en su momento a la mujer de Mauro y de pronto inició
el reproche a su amado por la ambigüedad y su actitud poco decidida.
Esa noche cada uno se acostó dándose la espalda, pero pasada las
horas nuevamente estaban integrados en cuerpo y alma.
Pero Mauro, el victimario, pensaba también en su mujer, en la inmensa
tristeza que por su culpa ella estaría padeciendo en esos momentos.
Posterior al terremoto, la señora abandonó a Mauro y partió donde su
hija y este se vio obligado a dejar la casa y arrendar un departamento
para soltero. Los amantes para evitar males mayores acordaron dejarse
de ver, suspender los encuentros y dejar la comunicación abierta
solamente por teléfono, mientras tanto el cornudo, aunque al parecer
aún nada sabía, estaba vigilante y atento para responder el teléfono.
Las relaciones con ella, estaban cada día más intolerables.
Para asegurarse de incomunicar a su mujer escondió el teléfono con
llave en el armario, por lo que Antonella, transformada ahora en
leona, en hora fija y cuando se suponía que el cornudo estaba en su trabajo, esperaba
impaciente la hora acordada para enchufar el aparato y se aprestaba
ansiosa a escuchar el sonido anunciando que su amado estaba
reclamando por ella y comenzaban las oraciones amorosas y los
suspiros de los enfermos del corazón.
Una hora, dos horas, tres horas hablando de amor, del futuro incierto
y de las consecuencias cuando el cornudo fuera
contactado por la señora cornuda, es decir, la pobre mujer de Mauro,
y se impusiera que en su cabeza lucía, sin que él se percatara, unos
hermosos y floridos cuernos de ciervo.
Y pasaron unos meses. Mauro precavido, casi permanentemente en
posición defensiva y cautelosa. Esperando siempre un ataque
sorpresivo. En la calle, en el su actuación pública, donde estuviere
siempre alerta. Un día cualquiera, levantó el auricular del teléfono
y escuchó un vozarrón vulgar, insultante y amenazador de muerte. Era
el Andrés. Ya sabía todo. Y las llamadas siguieron. Y también los
anónimos dejados en las casillas de correspondencia del edificio y en
su correo electrónico.
Mientras tanto, la comunicación con su ardiente secretaria
continuaba, desde lejos, utilizando unos celulares secretos que él
compró para ellos Y por email en la oficina depositaban y llevaban
sus misivas de amor. Antonella inició su separación legal pero
Andrés despechado, seguía insistiendo, molestándola, y amenazándola
con quitarle a la hija y denunciarla de adultera, mientras también
seguía amenazando al amante ladrón del corazón de su mujer. Mauro
con el tiempo, cansado de tanta asperaza decidió enfrentar al cornudo.
Al escuchar la voz del cornudo, con sus acostumbradas injurias
telefónicas, lo desafió a hablar. El cornudo propuso un bar que él
frecuentaba, lo que fue rechazado por el amante por lo riesgoso que
era, pues en ese lugar se arriesgaría a una trampa y encerrona.
Finalmente acordaron el encuentro al costado de una plaza y los dos
solos.
Mauro presintiendo una traición del cornudo, se colocó bajo su
chaqueta de cuero el revolver calibre 22 que no dudaría en disparar
a aquemarropa si la situación se daba.
El amante llegó a la hora precisa. Esperó hasta que apareció el
hombre engañado, con su estampa de rudo boxeador y luciendo una
hermosa frente con unos bien maduros cuernos, visibles solamente a los ojos
de Mauro. No alcanzaron a conversar. Golpes iban y venían hasta que
la policía detuvo la disputa, llevando a los dos presos a la
comisaría.

La vergüenza del cornudo lo hizo omitir la razón de la disputa, entregando una versión diferente, la cual silenciosamente el amante la aprobó por verdadera. A la salida de la Comisaría, el cornudo volvió a proferir insultos y amenaza de muerte
si Mauro no dejaba de ver a su mujer. Y parece que hablaba en serio.
Ellos los amantes, obsesionados en su amor, a pesar de todas las
dificultades y riesgos, continuaban con sus encuentros furtivos, pero
reforzando las medidas de seguridad, escogiendo cada día lugares más
distantes y alejados del pueblo, parajes desconocidos y llanura
pampeana escondidas entre los montes. Haciendo caso omiso del
revuelo que estaban causando, ellos, los enamorados, estaban tendidos
de espalda sobre la hierba, de cara al sol y tomados de la mano,
extasiándose con la fragancia de las flores silvestres, con el vuelo
de las mariposas y deleitando sus oídos con el alegre cantar de los
zorzales.
Las amistades de la respetada señora cornuda y de su marido infiel,
Mauro, en sus tertulias de convivencias el tema de moda eran los
comentarios sobre el amorío extramarital de uno de sus amigos.
Las relaciones con las que intimaba este matrimonio, en desgracia,
eran de un cierto nivel cultural, profesionales de diferentes
disciplinas, incluyendo un afamado psicólogo, el que, especialista
en materias de los misterios de la mente y de los comportamientos
humanos, era el moderador de las diferentes posturas de cada bando en que se dividían las opiniones de los asistentes.
Aunque la crítica a sus amigos desafiadores de las buenas costumbres
era general, el psicólogo como experto en escudriñar mentes ajenas,
percibía claramente los bien disimulados suspiros de las damas presentes,
quizás envidiando a los infieles y por la remota posibilidad de algún
día sentir la plena felicidad de amar y ser amada de la forma en que lo hacían sus amigos.
Mientras sus esposos hacían también vagar su imaginación buscando en
su evocación la mujer ideal a quien poder amar libremente y sin
barreras y mirando de soslayo y con pena a sus mujeres, ahora pensativas y
tristonas.
El dejarse guiar por los comandos del corazón hacia el placentero
torrente del amor, ocasiona a veces consecuencias tan desagradables
que torna la vida angustiante y sufrible, como si la razón ofendida de
tantas imprudencias quisiera vengar a quienes hacen caso omiso a sus
indicaciones. Pero el amor ciego y poderoso, milagroso germen de la
vida, logra que a veces los amantes verdaderos que aún sabiendo que
sus besos los conducen a la desgracia y al peligro, de la mano y sonriendo
avanzan hacia la hecatombe. Quizás sea criticable, pero la gacela y
su amante siguieron con su romance cada día más intenso, más secreto y más
riesgoso.
Mauro, el amante, empezó a tener los primeros resultados de su actuar
de colegial enamorado al tener problemas en su actividad de
dirigente público donde se le pidió su renuncia por mantener esa
relación en contra de lo que se consideraba el sagrado matrimonio. Y
también empezó a tener problema sen la empresa donde todos
sospechaban que favorecía a su empleada predilecta y cada día que
pasaba le era más difícil comunicarle a su amor que hoy su amor es
más grande y profundo que el de ayer
Forzados por la insoportable situación ambos amantes lentamente
estaban restringiendo sus comodidades a la que estaban acostumbrados
en sus encuentros.
Aunque semana a semana descendían un grado en la categoría de los
restaurantes y hoteles al que acudían, esto no alteraba la visión
pura del amor que ellos se proferían. Estuvieran donde estuvieren, cualquiera
fuera el entorno que miraran sus ojos, ellos vivían su amor con el más
elevado sentimiento de pureza, bello e inocente. Estaban convencidos
que nada podía salpicar con dudas de vulgaridad lo que ellos estaban
viviendo.

Sofía, con su faz estampada con las huellas de la desesperanza y con
su corazón contristado, optó por el alejamiento, por dejar libre a su
esposo, yéndose a cobijar y a regar con sus lágrimas otros espacios lejanos.
Andrés, incentivado por su exagerado orgullo varonil no cesaba de
inventar argucias y tretas para recuperar no el amor de la gacela, su
mujer, sino el cuerpo, la presencia de ella en su casa y después
envanecerse ante los ojos de sus amigos y amistades.
Ella, la diosa ardiente, rechazaba volver a ser prisionera y huía
con pavor con el corazón invadido por la imagen de su amante, cuando
captaba la cercanía del que fue su antiguo amor y ahora esposo
despechado y furibundo.
Pasado algún tiempo, en uno de sus encuentros, mientras la luna
surcaba el cielo límpido de verano, Mauro y su diosa ardiente
deleitándose ambos del elixir amorosos recién bebido, besándole suavemente sus labios, él le
susurra al oído:
-" Mi amor... Encontré una manera de vivir lejos de aquí... En la
Patagonia , pero...". No alcanzó a terminar la frase, por que ella,
airada y zafándose de los brazos de él le replicó:
-"Tu no me quieres... Ahora me vas a abandonar... ¿No es cierto?...¡Contéstame!...
-" No mi amor, jamás te dejaré, yo te amo, primero viajaré yo y luego
cuando tengas todas tus cosas listas y yo haya encontrado casa y me
haya acomodado, te mandaré a buscar. Allá nos casaremos, tendremos hijos y
seremos felices...podrás traer a tu niña…"
Mauro, no logró convencer a su amada, quien furiosa y con graciosos
golpecitos con sus delicadas manitos intentaba llegar al rostro de su
amado. Presa de desesperación, ella agotada de tanto esfuerzo,
terminó rendida sollozando abrazada al cuerpo de él, gimiendo,
mientras Mauro le besaba los labios, le acariciaba el cabello y le
murmuraba palabras tiernas de amor inmenso, verdaderos juramento de
lealtad.
-" Acuérdate, mi amor, cuando tú me dijiste que querías estar unida a
mí por toda tu vida y yo juré un pacto de unión entre nosotros.
Terminó ella aletargada y suspirando como una niñita mimada,
dormitando en el pecho de su amor.
Un acalorado cartero buscaba una dirección en una linda calle de una
ciudad. Miraba hacia el interior de las casas intentando leer el
número que a veces estaba escondido en la frondosidad de los jardines.
En una de esas viviendas una dama, canosa, de cabellos blanquecinos
brillantes y hermosos, aún lozana y esbelta, regaba las plantas y
maceteros de su jardín, como si estuviera jugueteando con el
escurridizo chorro de agua de la manguera. Sobresaltada por la
inesperada voz del
cartero que le preguntaba por una dirección y el nombre de una
persona, ella para escuchar mejor, dejó de rociar y se dirigió hacia
la puerta donde estaba el empleado de correo.
-" Buenos días, qué desea, señor"..., le preguntó sonriendo y
mostrando sus hermosos dientes.
-" Busco ésta dirección y a esta persona... No sé si estará
equivocado el destinatario, porque no la encuentro"... Respondió el
cartero alargándole
un pequeño paquete donde estaba escrito el nombre y la dirección de
la persona a quien estaba siendo enviado.
Sorprendida la dama se alegró al ver su nombre en el paquetito y
presurosa le comunicó al cartero que ella era la destinataria de esa
pequeñísima encomienda.
-" Permítame su carné de identidad, señora... Gracias... Firme aquí,
por favor...
Gracias... Hasta luego... Felicidades". Terminó expresando el
empleado de correo, previa entrega del encargo.
Curiosa, la dama cerró la llave del agua y se dirigió al interior de
su casa para cerciorarse del contendido de ese paquete postal que se
le había enviado. Rompió los sellos, cortó los hilos y de improviso tuvo ante
sí, en su memoria, la imagen de su amante, al único hombre a quien
había amado en su vida.

Incrédula, revisó la letra y la contraseña única, únicamente conocida entre él, su amado de siempre, y ella.
No había duda, el envío era de él. Abrió el paquetito y en el
interior había un hermosa cajita de madera tallada, con alguna
inscrutación de metales preciosos. Presintiendo algo terrible, con
sus manos temblorosas, casi adivinando su contenido, levanta
lentamente, muy lentamente, la tapa del cofrecillo y lanza un grito
de desesperación.
"¿Qué le pasó mamita, que gritó tan fuerte?...Nos asustamos...
Creíamos que le había ocurrido algo... ¿Está bien, no es cierto?..
Preguntaron casi al unísono varios jóvenes y niños, al parecer hijos y nietos de la
dama, quien al sentir los pasos había escondido rápidamente el cofre
y las evidencias causantes del alarido de dolor.
"Sí, estoy bien, Ase dirigió a su dormitorio, ahora con su semblante
descompuesto, llevando entre sus manos aquel mensaje de su amor ido
hacía tantísimos años. Sentada sobre su cama, procedió a examinar el
contenido de la caja de madera. Era un hermoso caja, piramidal, de
oro y con sus caras de cristal, conteniendo en su interior algunos
gramos de cenizas. La dama con esa joya fuertemente asida en una de
sus manos,
fue atrapada en un ataque de gemidos, llantos y pequeños gritos
ahogados en su garganta, mientras pronunciaba palabras incoherentes
como una poseída por una demencia.
Al otro día no se levantó de su cama. Postrada como una convaleciente
de alguna enfermedad, ella siempre sana, de un día para otro se había
transformado en un ser ojeroso, demacrado. Su familia sin saber que
le pasaba a su madre y abuela, llamaron al médico, quien sin poder
diagnosticar el padecimiento de la paciente, optó por recetar algunos
tranquilizantes y somníferos, recomendando antes de retirarse dejarla
descansar y no interrumpirle la tranquilidad que le producirían los
medicamentos.
Al segundo día, ella,, con sus rulos dorados de antes y ahora de
ceniza , dormitaba en su cama, con sus ojos hinchados de tanto
llorar, luciendo colgado de su cuello por una cadenilla un hermoso
caja de oro con cristales transparentes conteniendo algunos gramos de
ceniza del cuerpo de su amado, ahora junto a ella hasta su muerte.
Ella, ahora dormía sonriendo, porque aunque su amor ya no estaba en
este mundo, sus restos reposaban en su pecho, escuchando los latidos
de su corazón, ahora para siempre y mientras ella estuviera con vida.

En la ciudad pueblo, sentada en una mecedora, dejándose acariciar
por el sol de media mañana, tejía meditabunda, con su mirada puesta
en sus dedos ágiles y en el aletear de los palillos, estaba la
distinguida figura de la señora de Mauro, su esposo infiel, ido de su
lado atraído por una mujer pecadora, según ella pensaba, hacía ya
tantos años. Lucía como siempre, con su porte de gran dama, aunque
ahora anciana y su rostro surcado por grandes arrugas.
Interrumpida en su distracción manual de tejedora por la voz del
cartero, se levantó de su sillón de descanso y escuchó la pregunta
del empleado del correo:
" Usted es la señora Sofía...". El cartero no pudo terminar la frase
al ser interrumpido por el rotundo " Sí" de la anciana.
"Me permite su carné de identidad, señora, por favor..."..."Gracias"....."Firme aquí..."
"Gracias... Hasta pronto...". Se despidió el cartero previa entrega a la dama de un pequeño paquete.
Después de una semana la siempre respetada anciana, se levantó de su
convalecencia ya repuesta, pero con una inmensa tristeza que apagaron
el brillo de sus ojos, ahora opacos y sin esa graciosa picardía de su
mirada. Antes de abandonar su dormitorio, sus manos casi por instinto
se dirigieron a acariciar la caja que contenía conteniendo más de
cincuenta gramos de cenizas. Una vez acomodada, la miró antes de
salir de su habitación hacia las otras dependencias de su casa.
Algunos niños que jugaban en el patio, al verla aparecer corrieron a
tomarle la mano, mientras mostraban su alegría por ver a su abuelita
nuevamente en el patio aprestándose a ordenar sus lanas y tejidos.
El niño más crecido, de unos once años, alejándose de sus hermanos
menores, se acuclilló a un costado de su abuela y al mirar la joya
que ahora lucía el cuello de la abuela, sorprendido, le pregunta:
"Abuelita... Eso que lleva puesto en el cuello... ¿Qué es?...¿ Es una  pequeña caja verdad?.
Sin poderlo impedir, el niño tomó en su mano la caja , la examinó y
comprobó que el interior de esa alhaja estaba lleno de un polvillo
parecido a cenizas.
Sin poder contener su curiosidad, ansioso por saber más sobre lo que
estaba mirando, miró a su abuelita y cuando ya se aprestaba a abrir
la boca para lanzarle la pregunta, ella, la anciana, le replicó:
"¡ No me preguntes nada!...Sé lo que vas a consultar... Yo te lo
diré, pero solamente a ti, siempre y cuando esto que te voy a contar
jamás se lo digas a nadie, ni siquiera a tu mamá... Si me lo juras, te digo qué
es lo que llevo colgado en mi cuello. ¿ Estás dispuesto a jurarme por
Dios y también por mí, que cumplirás con tu promesa?.".
"Sí, le juro, abuelita, que lo que usted me cuente sobre esa caja que
cuelga de su cuello, jamás lo comentaré con nadie... ¡Se lo juro!.
Dicho esto el niño se llevó los dedos índice y pulgar a sus labios,
haciendo la señal de la cruz.
" Escucha, pequeño, hace muchos años, antes que yo conociera a tu
abuelito, que en paz descanse, cuando yo era joven conocí a un hombre.
Yo me enamoré de él y el de mí. Con el tiempo esa pasión se
transformó en un gran amor, pero un amor tranquilo, sosegado. La
pasión inicial la apagó el amor verdadero, ese sentimiento que jamás se olvida y que
hace que la memoria guarde hasta la muerte la imagen de ese ser amado.
Pero, un día ese hombre que tanto me quería fue embrujado por una
mujer y se lo llevó con ella, dejándome con el alma sangrando de
dolor.
Durante muchos años, después de su partida, siempre pensé que él me
había dejado de querer, pero hace unos días él desde el cielo donde
ahora está, estoy segura, me ha mandado un recado y un regalo, el más
grande que he recibido en mi vida. Me ha enviado esta caja que llevo
en mi cuello llena de las cenizas de su cuerpo y la otra, grande y bella,
plena de ese polvillo en que él se redujo y que estoy segura que a
través de los cristales él me está mirando cuando yo lo miro, porque lo he colocado
en mi velador, junto a mi cama...".
El niño interrumpió bruscamente el relato de su abuela:
"Abuelita... Si él la quería tanto... ¿Por qué él se fue con esa mujer?
"Cuando tú seas grande vas a comprender que ese sentimiento que
poseen los seres humanos llamado amor, en este caso entre un hombre y
una mujer, no es estable, es voluble, su intensidad baja y sube según
va pasando el tiempo y no siempre esto sucede igual en los amantes.
Lo ideal sería que los dos bajaran o los dos subieran su interés el uno por el
otro, pero desgraciadamente esta relación muy pocas veces se da.
La naturaleza ha dotado al hombre de una genética que torna muy
poderosa la atracción hacia las mujeres, la que es reprimida
solamente en parte por el sentimiento de lealtad y cariño hacia el ser que están
amando.
A los hombres, a veces, nosotras las mujeres, debemos compadecerlos,
porque a ellos les es muy difícil ser fiel a una mujer. Su instinto es
diferente a nosotras, las mujeres. El hombre que yo amé, amo y amaré
hasta que me muera, aunque él me amaba, amó también a esa otra mujer,
pero de una manera diferente y estoy segura que se fue con ella, pero
llorando por mí, por el amor tranquilo y quieto que yo le prodigaba.
El ahora ya muerto me ha dicho que yo fui su mujer principal, la más
importante y la mujer que más amó en su vida...
"¿Y cómo sabe usted, abuelita, que usted fue la mujer que él más
amó?".
Nuevamente interrumpió la narración el niño que escuchaba con gran
atención lo que la abuelita le estaba confidenciando.
"¿Me estás preguntando cómo sé yo que el amor de ese hombre ya
fallecido me quiso más a mí que a esa otra mujer por la que me
abandonó?. Te voy a responder... Cuando aún no aparecía la mujer que
él también amó, cierta vez, cuando estábamos abrazados mirando la
luna y el mar, él me juró que cuando el se muriera, pasara lo que
pasara en el futuro, iba a dejar establecido en su testamento que su
cuerpo fuera quemado y que las cenizas fueran depositadas según sus
instrucciones en las cajas que él dejó diseñadas, en forma y tamaño,
para cada persona que alguna vez amó y el sobrante que fuera lanzada
al mar. La más grande y colmada con sus cenizas sería para la mujer
que más amó y esa la he recibido yo y la tengo ahora adornando mi
velador... y ésta que cuelgo de mi cuello... ¡Mírala!...¿Es hermosa...
cierto?...Está llenita con ese polvillo mágico que me ha vuelto a la
vida... El siempre me amó... Jamás dejó de amarme... Aunque también amó a esa otra mujer.
Junto con las cajas, me envió ésta carta... contándome todos sus
pensamientos y sentimientos hacia mí y lo mucho que padeció cuando la
fuerza de la naturaleza lo arrastró hacia las sensaciones de otro
cuerpo de mujer. La verdad, mi niño, es que la mente humana es tan
misteriosa que nadie aún puede decir la última palabra...
Al ver a la anciana en ese momento de confesión de sus confidencias y
secretos, guardados durante tantos años, lucía un semblante hermoso,
su mirada brillante y transparente, sus labios se habían tornado
frescos, más rojos, y su sonrisa casi juvenil.

Rycky

http://ar.groups.yahoo.com/group/oraculo_infiel/message/4736

 

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26 diciembre 2009 6 26 /12 /diciembre /2009 02:18

La ocasión fue propicia yo quizás jamas hubiese sido infiel si no
transitaba por una situación de ese tipo, tan proclive , tan límite.

Fuimos a vacacionar a Brasil , su clima tórrido, su vegetación o
como dice un amigo su flora humana intriga y excita , llama , atrae e
inflaba el cuerpo haciendo que el deseo aumente .
Con mi esposo y  mi hijo nos enganchamos en una excursión a una isla ,
lo hacíamos en un pequeño velero , navegando , entre pequeñas islas,
en un amor verde , realmente era un sueño, yo disfrutaba con mi
malla , en la proa sintiendo como la suave brisa acaricia mi piel
caliente por los rayos del sol.
Llegamos a la isla indicada . él lugar era paradisíaco , apenas una
pequeña aldea donde atracaban pequeños barcos como el nuestro, el
mejor sitio del lugar un viejo barco al estilo missippi e los anos
20 , con poleas en la popa y grandes calderas a vapor, transformado
en un petit hotel ,restaurante, boite y todo lo que uno se pueda
imaginar.

Nuestra habitación era un camarote de aquel viejo barco, muy
antigua pero muy limpia y ordenada, tomamos sol por la tarde nos
zambullimos al mar directamente desde nuestro petit hotel y reímos
mucho , al atardecer mi esposo y mi hijo se engancharon en una
excursión de pesca nocturna que partía desde el hotel a las 22 hora
luego de cenar caschinas de siri ( cangrejos) y de beber mucha
cerveza partieron.

Yo al principio fue al salón de juegos donde una o dos horas me
entretuve jugando a la ruleta sin demasiada fortuna pero bebiendo
mucho champagne , ritual que continué luego en la barra de la disco
del mismo y único hotel del lugar.

Ahí continué bebiendo, estaba eufórica por el alcohol y excitada por
mi piel bronceada , mi temperatura interior y el deseo que me
provocaban los tres muchachones de color que se pavoneaban en la
barra conmigo tratándome de seducirme y conquistarme, realmente me
gustó aquel desafío , ese juego de coqueteos , no sé cuando a veces
al brindar les empecé a sonreír , ni cuando a veces al festejar
alguna nimiedad me besé con uno u otro de manera alternada.

Tampoco como hice para bailar con uno y con los otros , sólo sé que
uno de ellos me abrió la puerta de mi camarote e ingresé LANZADA EN
SUS BRAZOS.

Luego recuerdo un enorme placer , se que furiosamente él me depositó
en la cama y me desvistió , sé que lo besé con pasión, que sus
músculos me aprisionaban con mucha tensión, se que mi boca no se
privó de chupar su miembro erecto de color ébano, e que gocé
muchísimo al sentir esa pija dentro mío, que mis piernas se alzaron
abriendo mi vagina lubricada , sé que tuve varios orgasmos que hasta
el olor de esa macho joven transpirado cogiéndome bestialmente me
excitó más y más que me hizo tener múltiples orgasmos, pero jamás
supe, su nombre , no como se retiró de mi camarote,

A veces añoro, otras pienso si no lo habré soñado, otras veces deseo
otra situación propicia para ser INFIEL...

lasenioradriana@yahoo.com

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26 diciembre 2009 6 26 /12 /diciembre /2009 02:15

Era una tarde noche , yo había coqueteado con Ángel, un primo de mi
esposo, pero nada especial, nada que no fuese mas que mostrarse un
poco.
Aunque reconozco que sabía que el me tenía ganas y que él intuía que
yo le tenía ganas
El estaba pasando una temporada en casa , ya que vivía , en España ,
aquella tarde al subir yo a su habitación con una bandeja y dos
tazas de café , al reclinarme sobre la mesa de luz que estaba a la
derecha de su cama y al apoyarla allí, sorpresivamente, me tomó de
las muñecas con cierta fuerza, para que no tuviera tiempo de escapar.

- Ángel , ¿ que haces ?
- Nada, Alex…. ¿Por que?
- Es que…., no entiendo…. ¿Que haces?
- Alex, querida…. ¿Nunca te dijeron que sos muy bonita?
- Ángel, discúlpame pero creo que tengo que retirarme….
- Justamente Alex, necesito que te quedes acá,
- ¡Por favor…. déjame salir!….

Mis muñecas se retorcían entre sus manos, quería escapar, mi rostro
estaba desencajado,
- No Alex, no te vas a ir…. Quiero que te quedes acá y es una
orden …

Mi voz había dejado de ser una suplica para convertirse en un sollozo
semi ahogado pero a él no me importaba.

Así, mientras sostenía mis muñecas entre sus manos, se levantó de la
cama y se instaló plante frente a mi, empujándome contra su cuerpo,
para que sintiera la incipiente erección que estaba asomando entre
sus piernas y terminara de darme cuenta de lo que me esperaba.

- ¿Sos muy bonita, sabias? Sabías que me buscabas , el otro día
con esa blusa con dos botones desabrochados,..¿sentís como me gustas ?

Yo me quedaba quieta sin aliento y lo observaba
- Quiero que te quedes quieta y hagas todo lo que te pido

Nada de lo que me dijera me calmaba, seguía forcejeando, seguía con
la idea de irme, no quería quedarme allí, estaba demasiado asustada .
Soltó mis manos pero me encerré con su cuerpo y me quitó la solera de
un manotazo seco y aguerrido .

Como un animal hambriento comenzó a besar mi pecho, a dejar
resbalar su boca por mi carne mientras sentía como sus piernas se
tensaban y buscaban una salida entre las mías.

- No, por favor, nooooo ¡!!
- Shhhhhhh, callate ¡!! Acá el que da las ordenes soy yo ¡!!!
- No, por favor, nooooo ¡!!

Mientras seguía protestando, me tumbó en la cama, terminó de
denudarme sólo me dejó la tanguita y me contempló parado al lado de
la cama. Su pene ya estaba asomándose por encima de su bóxer y
empecé a excitarme .

En un descuido intenté levantarse de la cama pero volvió a empujarme
contra ella y me inmovilizó con sus brazos a los costados de mi
cuerpo.

- ¿Te dije que no te irías de acá, entendiste?

Yo solo sollozaba, ya ni siquiera protestaba, estaba tomando
conciencia de lo que me pasaría y sabia que no tenia escapatoria.

Mi cuerpo yacía sobre la cama, tendido, solo cubierto por mi tanguita
Mi respiración agitada hacia que mis lolas subieran y bajaran a un
ritmo vertiginoso..

Sin darme tiempo a nada, tomó de la mesa de luz un par de pañuelos de
seda que siempre tenía allí para "ciertas ocasiones eróticas y
lentamente ató mis muñecas a los bárrales de la cama.

Cuando Alex vi esto, abrí mucho mas mis ojos y comenzó a suplicarle
que no lo haga , sin control .
Una vez que sus manos estaban atadas y sabia que no me movería me
vendó la boca con un pañuelo de mano.

Así quedé a su merced, dejando bajo su lasciva mirada su cuerpo,
invadiendo mi mente con miles de fantasías que cumpliría en ese
instante, rigurosamente.


Baje con sus manos hasta mi tanguita y la rompió de un solo manotazo.
Se quedó sin aliento al ver mi concha, sobresaliendo entre mis
piernas prolijamente depilada.
Yo retorcía las piernas dado que era el único medio de protesta que
aun me quedaba libre hasta que con un par de chalinas me ató los
pies a la cama.

Cuando ya estaba completamente indefensa, se alejó y me contempló
parado frente a la cama.

La fantasía de experimentar una violación siempre había poblado mi
mente, la idea de ser sometida siempre me había excitado pero nunca
la había podido llevar a cabo y ahora parecía que se haría , estaba
muerta de miedo por lo que le podía llegar a pasar.
Dejó caer sus bóxer y liberó su erección. Con una sola orden me
obligó a mirarme.

- ¿Ves mi calentura? ¿Ves mi excitación? ¿Te das cuenta de que
esta pija esta así para vos?

Abrí mis ojos y al ver esa pija parada dejé escapar una mirada de
deseo y temor; se fue acercando con la pija en su mano, me acarició
de costado las mejillas.
El contraste de la blancura de mi piel con la rosada cabeza de ese
miembro erecto era algo para un cuadro, sentir con mis mejillas , la
piel de su sexo , la tersura indómita de esa virilidad inflamaba me
excitaba pese ha ser victima y hacia que me calentara más.

Su mástil ya estaba húmedo así que a medida que lo dejaba deslizar
por mi cara, veía como ciertas gotas de esa humedad quedaban allí,
con uno de sus dedos me las llevaba a la punta d e mis pezones y me
los acariciaba en círculos..

En mi rostro se mezclaba el sabor de su saliva, de su semen era una
combinación casi letal para mí, quería que siguiera pero no quería
decírselo
La misma operación la repitió a lo largo de mi cuerpo, con una mano
guiaba su miembro por sobre mi piel , me acarició las lolas , me dejó
un hilo de líquido preseminal en mis pezones, mi abdomen y mis
muslos.


Se inclinó sobre mi y se dedicó a morderme las lolas. Hacia semanas
que esperaba ese momento ( hacía tiempo que estaba caliente con él),
hacia semanas que soñaba con que me devore así y ahora me las estaba
comiendo una a una.

Al sentir su peso sobre mi cuerpo, intenté retorcerse pero no podía,
solo pude elevar las caderas en señal de protesta y eso hacia que,
con cada movimiento, rozara con mi abdomen su sexo mientras su boca
seguía encargándose de mis pechos.

El roce de su piel refregándose contra mí, aumentaba el nivel de mi
calentura que traía así que no le dije nada y deje que siguiera, sin
quererlo, me estaba excitando más y mas.

Que manera de chuparme las lolas ¡!! Las tomaba con sus manos, me
masajeaba casi brutalmente, las mordía a gusto , mis pezones estaban
reaccionando, se ponían más y más duros y hasta temblaban cuando su
lengua los lamía y los llenaba de saliva.

Se pusieron tan duros como su pija y los masticaba, los estiraba con
su labios mientras seguía sintiendo la fricción de sus piernas contra
mi entrepierna.

Comencé a bajar con su lengua por mi estomago y podía sentir como se
me contraían los músculos al sentir la aspereza de su lengua sobre mi
piel y a medida que se acercaba a mi sexo, sentía cada vez mas su
olor a macho y el mío de hembra , el característico olor de la mujer
abierta frente a un hombre.
El ahí supo que yo estaba actuando pues se encontró con mi sexo
húmedo, con un sexo que le indicaba que, a pesar de todos los
forcejeos para zafar de esa situación, algo dentro de mi , ¿en forma
inconsciente? , me estaba traicionando y me excitaba.

Mientras se adueñó con su lengua de mi sexo humedecido me dijo:-
Que sabor maravilloso ¡!!! Hacia rato que no me calentaba tanto
comerme una concha como en esa ocasión. Que rica concha tienes ,
mujer.
Mientras su lengua lamía los labios por fuera y reptaba por los
labios externos una y otra vez hasta que no aguante más y con la
misma lengua, me abrió la concha y comenzó a comérmela casi con
desesperación. No tenía ganas de ser delicado, quería tomarla a la
fuerza, quería que sintiera su poder sobre mi.

Sus dientes se encargaron de mi clítoris, lo mordieron hasta que
sobresalía por todos lados, sus labios lo sorbieron y lo estiraron
sin control y cada vez era más evidente que yo su primita estaba
empezando a gozar porque de mi concha salían ríos de flujo espeso.

Deje que su primera cogida fuera con su lengua y se la metió hasta
el fondo, trató de que se asemejara a su pija y me cogió una y mil
veces hasta que comencé a notar que mi se arqueaba despacio, casi sin
querer que el se diera cuenta, mis caderas estaban comenzando a
moverse así que siguió con mi dedicación, siguió violando mi concha
con su boca y le agregó sus dedos.

Primero fue el índice, después el índice y el mayor, de a poco el
anular y entraban con una facilidad asombrosa. La cantidad de flujo
que ya manaba de mi sexo hacia que fuera mucho mas sencillo cogermel
con los dedos.

No decía nada, solo me movía al compás de mis embates manuales.

Cuando no podía mas, cuando se dio cuenta de que mi concha ardía, se
alejaba de mi y me contemplaba, veía como había empezado a mirar su
pija parada, como empezaba a desearla aun contra mi propia voluntad.

Para enloquecerme mas aun, me acercó su sexo a mi concha y solo
con la punta me acarició el clítoris. En ese momento salté, mis
caderas se arquearon y un gesto de dolor atravesó mi rostro porque
las ataduras se tensaron y me hicieron arder la piel de las muñecas y
los tobillos.

Se acerco a mi cara y me preguntó:
- Te vas a portar bien ¿?? Me prometes que no vas a gritar ¿??
Si me lo prometes, te saco la venda de la boca…. vas a portarte bien
y a hacer lo que te pida ¿??

Moví la cabeza afirmativamente así que me quitó la venda de la boca y
me miró profundamente a los ojos.

- Sabes que quiero ¿??
- No, Ángel
- Que me chupes la pija, quiero verte esa boca llena de mi
pija….

No había terminado de decirlo cuando se colocó parado en la cama
sobre mi y me acercó su pija ardiendo hasta los labios. Presionó
con su sexo hasta que los abrí y con sus manos empujó la pija hacia
adentro.

- Chupare la punta despacito…. despacito….

Saqué mi lengua lentamente y comencé a pasarla despacio por la
punta, con sus manos me ayudaba para metérmela y sacármela, de
acuerdo al ritmo que quería que tuviera esa situación y cuando estaba
volando de calentura, me la metió entera en la boca.

Casi me atraganta me cogió la boca como si fuera la concha, le daba
un extremo placer verme indefensa, sin que pudiera negarse a nada,
solo abierta para él.

Entró y salió de mi boca hasta que sintió que la leche venia hasta la
punta y rebalsó mis labios, dejando escapar unos hilos de leche por
mis mejillas,.
Mientras me decía :-Estas gozando perra, verdad ¿?? La estas pasando
bien pero no queres admitirlo….

A pesar de tener libre su boca, no decía nada, solo me miraba como
tratando de adivinar que vendría después, demasiado orgullosa como
para admitir que le estaba gustando al situación.

En seguida casi sin descanso acarició el agujero de mi concha con
la punta de su sexo, y así la mantuvo un buen rato hasta que, sin que
lo esperara, me clavó la pija de un solo empujón bien adentro.

Fue maravilloso , mi cuerpo entró en tensión y ebullición al
tenerlo todo dentro,
- Hummmmmm, sos putita, perrita ¡!!! Pero esto te va a gustar,
verdad que te esta gustando ¿???

Fue combinando sus arremetidas en mi interior con más mordidas y
lamidas a mis lolas. No paraba de cogerme, Y siguiendo sus órdenes,
yo me movía.
Había comenzado a elevar mis caderas cada vez mas, hasta donde las
ataduras me lo permitían, pero mas que nada había comenzado a
contraer los músculos de mi concha y podía sentir como retenía
adentro solo por puro placer a ese buen miembro.
De a poco mi voz comenzó a hacerse escuchar en forma de gemidos
suaves, mi deseo comenzó a escapar por mi boca y eso lo alentaba a
seguir cogiendome más y más.

- Estas caliente, cierto ¿?? Al final sos puta como todas ¡!!!
Te gusta ¿?
- Hummmmmm, si, Siiiiiiiiiiiiiiii ¡!!
- Yo sabia que lo ibas a pasar bien ¡!! Movete, guacha ¡!!
Quiero escucharte gritar ¡!!
- Siiiiiiiiiiiiiiii, así, así, así ¡!!!!!!!
- Decime que queres, Decime ¡!! Quiero escucharte decir que lo
estas pasando bien. Habla, perra ¡!!!!!!
- Siiiiiiiiiiiiiiii, me encanta ¡!!!! No pares, no pares ¡!!!

Esa frase me encendió más aun y le pregunte:

- Que no pare de hacer que, perra ¿????
- Que no pare de cogerme ¡!!!!!
- Pedídmelo por favor…. Rogame, quiero que me ruegues ¡!!!!!
- Por favor, no pares de cogerme ¡!!!!!!!

No se cuanto tiempo estuvo pero entró y salió de mi concha mojada mil
veces, bombeó su pija dentro de mi , se me mezclaban el placer y el
dolor.

Aun hoy recuerdo como gemía de placer, como me había entregado a mi
deseo, como me había liberado para gozar.

Ante el cambio de la situación decidí liberó mis y sin darle tiempo
a nada, me tumbó boca abajo en la cama y, me volvió atar y me abrió
las piernas desde atrás.
Comenzó a lamerme las dos entradas al mismo tiempo, desparramando por
ambos agujeros la cantidad increíble de flujo que salía ya sin
control desde mi interior. Podía sentir como se contraía el agujero
de mi culo deseándolo ante el pasaje de su lengua
- Vas a tener que pedírmelo, no lo voy a hacer si no lo pedís.
- Que cosa quiere que te pida,¿??
- Que te la meta por el culo ¡!!!
- No, por favor, eso no ¡!!!!!
- Si, eso si ¡!!!!!!! Vas a ver que te va a gustar ¡!!!!
- No, por favor, no ¡!!!!!!!!
- Pedídmelo, es una orden ¡!!!!!!!! Pedídmelo o va a ser peor
¡!!

La verdad es que, se lo pidiera o no, igual me la iba a meter por el
culo pero quería tener la satisfacción de escucharme
- Vamos, vamos……. Habla, perra ¡!!!!!
- Por favor,
- Que queres que haga ¿?? Decilo con todas las letras ¡!!
- Metemela en el culo ¡!!!!!!
- Queres que te coja por el culo ¿????
- Siiiiiiiiiiiiiiii, por favor…….. quiero tu pija en mi culo
¡!!!!!!!!!!

No la me hizo repetir dos veces lo mismo, se acomodó por encima de
mi espalda, flexionó sus piernas, me tomó por las caderas y sin darme
tiempo ni siquiera a respirar hondo, fue presionando con la cabeza de
la pija en el agujero de mi culo hasta que cedió lentamente.
Cuando ya había entrado la punta, sin mas y sujetándome fuertemente
desde atrás, me clavó todo su sexo.

El grito de dolor que proferí solo hizo que el se calentara mas,
rendida, con mi cara enterrada en la almohada, las manos aferrando
las sabanas, mis lolas aplastadas contra el colchón y mi culo mas
parado que nunca, la apertura que le daba para seguir clavándome era
ideal

- Seguí, seguí…. Vas a ver que dentro de un ratito no duele más.
- Por favor, , basta ¡!!
- No, vas a ver que esto también te va a gustar.

Después de dos o tres arremetidas en mi interior, el dolor había
cedido y los movimientos de mis caderas comenzaron a ser hacia
adelante y hacia atrás. La tensión de mis manos aferrando las sabanas
habían cedido y nuevamente había comenzado a gemir en forma muy suave.

- Así, así…. ves que lindo es ¿????
- Si, me gusta ¡!!!!!!!!
- Sos una putita barata, como todas ¡! Te gusta que te cojan
por el culo ¡!!!!
- Siiiiiiiiiiiiiiii, Siiiiiiiiiiiiiiii, si ¡!!!!!!

Y siguió y siguió metiéndomela y alternando ya mi culo y mi concha.
Me gustó sentir que me perforaba, que cuando me montaba por atrás era
como montarme a una perra callejera.

Al final no paraba de gozar, me había despertado el instinto más
animal que todos los seres humanos tenemos dentro y estaba gozando
como la más experimentada de las putas, estaba gimiendo de placer
ante cada entrada de su sexo en mis agujeros.


Extendí mis manos hacia mi clítoris y me acariciaba mientras el
seguía penetrándome por atrás, me metía sus dedos en la concha y no
dejaba de gritar, estaba descontrolada .
Creo que los dos perdimos la noción del tiempo y no recuerdo cuantas
veces acabo entre mis entrañas , en mi cara , en mi abdomen cierto
es que llego un momento en que nuestros cuerpos estaban exhaustos


Besistos
La Vaporoxa

http://ar.groups.yahoo.com/group/oraculo_infiel/message/403

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26 diciembre 2009 6 26 /12 /diciembre /2009 02:13

Para ese día de visita a la casa de Juan Pablo, un viejo amigo de mi novio y
mío, llevaba dos años y medio de novios. La relación se encontraba en lo mejor y
podíamos estar seguros de amarnos locamente. Mi novio se llama Cristián y lo
último que supimos de aquel amigo a quien íbamos a visitar fue de que estaba
viviendo en un departamento con un amigo suyo y su hermano, pero nunca me
imagine que aquel amigo de Juan Pablo estuviera tan fuerte , tan sensual ni que
mucho menos me fuera a encantar de tal forma, tanto... que me hiciera dudar del
lindo sentimiento hacia mi novio; ya íbamos entrando en el apartamento, le vi...
Y era un tipo de unos ojazos negros y cabello también negro oscurísimo, de una
risa espectacular, alto, atlético y de una voz celestial, acompañada de un
perfil muy masculino.
Lo primero que pensé cuando lo vi fue: "qué bueno que estás guacho"-creo que
hasta llegué a expresárselo con la mirada cuando se presento de mano conmigo, me
dijo-"Julián Andrés, mucho gusto"-me miró de arriba a abajo y repitió esa mirada
de inversa, la verdad me desarmo, sentí que acababa de conocer a un hombre full
que se había caído de los cielos, o que de pronto salía de los mismos infiernos;
que tentación mas grande, pero que sensación tan especial sentía mi cuerpo nada
mas con escucharlo, en toda la noche no hacia otra cosa mas que escuchar esa voz
tan seductora y esa risa pícara que me hacían pensar en hacerle el amor algún
día...
Pero la noche nos avisaba a mi novio y a mi a que ya era hora de partir, nos
despedimos de cada uno, pero a él lo mire y le dije-"adiós"-guiñándole los ojos
y mostrándole mi linda sonrisa, algo de lo que mi novio se dio cuenta.
Pasaron los días, solo me la pasaba pensando a Julián Andrés y en las únicas
palabras que compartimos... su nombre, cada vez que lo pensaba sentía como si el
me dijera al oído su nombre, seria exquisito hacerle el amor, pero... había un
pero... mi novio, ese hombre que me cautivo después de haberme cansado de tantas
travesurillas y de tantas noches de pubs y discos en las calles de Buenos Aires
o, la chica de miles de conquistas de un solo amor cuyo nombre era Cristián,
pensando y deseando de nuevo esos aires de libertad para acabar en una cama con
un nuevo amigo de mi novio.
Si de verdad amaba a mi novio, que hacia deseando a otro en silencio? fue hay
cuando me propuse no pensar mas en Julián, pero en ese mismo instante después de
mi resolución cuando me dirigía a el baño sonó mi teléfono, lo conteste con
rapidez y era el, el chico de la voz sensual, Julián...me pregunto con tono de
curiosidad: -"hola, con quien tengo el gusto de hablar?"- su voz era
inconfundible, pensé en colgar el teléfono, pero seria ridículo, que pensaría si
se llegase a dar cuenta que era yo?-"hablas con Lorena, con quien hablo?"-aun
sabiendo quien era-"con Julián Andrés"-me mordí los labios y cerré mis ojos
recordando cuando lo vi por primera vez,-"hola, como estas?, y eso que llamas?,
como conseguiste mi teléfono?"-le respondí efusivamente, pero en tono
suave-"solo quería saludar a tu novio, el mismo me dijo que en caso tal que no
contestara el celular lo podía llamar a tu casa... por que, no te gusta que
llame a tu casa?"-le dije:"no como se te ocurre, el caso es que el no esta, y no
creo que venga hoy"- a pesar que le dije que mi novio no se encontraba en casa
seguimos hablando de otras cosas, ya que me había propuesto pues que entonces
habláramos los dos un rato hasta que Cristián llegara, me pareció un muchacho
inteligente, agradable, y muy cariñoso dado a la forma en como me hablaba o
respondía de buena forma en mis conversaciones.
En un ir y venir de palabras me dijo: "no se si te agrade que te diga algo, pero
con todo respeto a tu novio, me pareces una chica espectacular con un par de
senos y piernas muy bien puestas, perdóname, pero no sabes cuanto me gustaría
haber tenido una novia como tu, no solo por tu físico, si no por tu simpatia,y
disculpa si te ofendo, pero me dijo Juan Pablo que eras una chica de mente muy
abierta"-Al escuchar esas palabras, me dieron escalofríos, no sabia que decir,
me puse nerviosa, pero mis nervios no me ganaron y le respondí-"bueno la verdad
me siento alagada que un hombre como tu me diga eso, pero no me sorprende, ya
que me lo han dicho muchas veces._tratándome de hacer la interesante, seguí
diciendo _ lastima..." -el respondió ansiosamente-"que te da
lastima?"-"nada"-respondí arrepentida, tratando de evitar mas palabras le dije
que cuando llegara mi novio le diría que lo llamase de inmediato y di concluida
la conversación donde aquel hombre que me movía tanto el piso me había confesado
que le parecían atractivos mis piernas y mis senos.
Pasaron los días y cada vez mi novio y yo nos hacíamos mas amigos de Julián,
Cristián lo invitaba los fines de semana a tomar y escuchar música o a veces
íbamos a un billar muy lujoso cerca de Palermo, donde Cristián me enseñaba a
jugar mientras yo con mis escote le enseñaba a Julián el nacimiento de mis
grandes y redondos senos, con los cuales Julián jugaba con la mirada perdida
entre ellos. No lo voy a negar vivía seduciendo sin que mi novio se diera cuenta
a Julián, me ponía mi ropa mas sexy cuando sabia que vendría con nosotros, lo
miraba de arriba a abajo cada vez que se juntaban mis ojos con los de el.
El lo sabia, me encantaba, se lo demostraba, mas no se lo decía, un día que
estaba en mi casa sentado en el sillón frente al mió, lo notaba mas nervioso al
saberse un poco embriagado y frente a mi, me miraba las piernas que tenia yo
cruzadas con una corta falda negra que casi mostraba todo lo que el quería ver,
de repente mire a mi novio que se levantaba borracho del otro sofá y dijo que
iba adormir por que no podía mas de la embriaguez.
Era el momento, nos miramos, nos dijimos entre miradas... HAGÁMOSLO, acércate a
mi...decidí darle gusto a su mirada furtiva, abrí mis piernas delicadamente,
para que viera lo lindo que tenia para el esa noche, cortes invitación, me rey
de el y asentí con mi cabeza para que viniera, me miro y me dijo con su sonrisa
picarona..."que quieres?", le respondí… "averígualo..."
Julián se paro, y vino hacia mi lado se sentó y empezó a hablarme al odio... "me
encantas"-"me estas volviendo loco, no sabes cuanto me he pasado las noches en
vela, pensadote, deseándote, me quiebras hasta los huesos"-me decía mientras
pasaba sus labios por mi cuello y oreja izquierda, sus manos eran inquietas y
mis ojos cerrados hacían que mi pensamiento siguiera cada roce de sus manos
locas por mis piernas las tocaba en mis rodillas circularmente y subía de arriba
a abajo, me sentía quemar, necesitaba que me tocara , quería que hiciera de mi
lo que quisiera.
Le dije... "no se si sea pecado hacerte el amor ahora mismo, pues pecaré toda la
noche"-le pedía susurrando que me tocara, mientras me ponía encima de el
sentada, de repente sentí como pasaba su mano por mi sexo y como alzaba con sus
dedos las partes laterales de mi tanga poco a poco fue tocándome suavemente
hasta que me dio un dedo, luego a medida que avanzaba en velocidad metía mas,
luego tres, estaba loca, insaciable, el solo cerraba los ojos y yo lo veía
sudando, frenético, su aroma, me invito a que explorara su cuerpo le quite su
ropa mientras me daba dedo como nadie, le desabroche la camisa luego me quite y
le quite su pantalón, vi su miembro grueso y duro escondido en un calzoncillo
blanco-"hay que rico"- le dije picadamente-"que vas hacer?"-pregunto mientras
tocaba mi cabeza, solo baje sus calzoncillos y bese primero solo con mis labios
la cabeza de su pene, chupándosela, mientras acariciaba sus testículo, el alzaba
sus caderas de la emoción, no sabia que hacer conmigo y yo no reconocía si era
el infierno o el mismo cielo, pero le di una mamada en la cual el disfrutó como
loco cuando entraba su pene en mi boca y lo sacaba con rapidez.
Me quitó la blusa al pararme, hizo lo mismo con mi corpiño, me lamía mis senos
redondos y grandes mientras me alzaba la falda y me quita mis tangas ya que
estaba parada, a veces apretaba su cara entre mis senos y el me miraba con esos
ojos que me enloquecieron desde que lo vi, me abrió las piernas y me puso encima
de el, sentí su miembro mojadísimo y aun parado y fuerte, que rastrillaba mi
vagina de arriba a abajo, estaba mojadísima, a punto de venirme, le dije ya
enloquecida del todo-"métemela, métemela"- suavemente me la metió mientras me
miraba con esos ojos y me decía :-"te voy a comer toda, tu dime como
quieres"-empecé a moverme circularmente, de arriba a abajo, vertical y
horizontalmente, apretaba su sudoroso cuerpo contra mis pechos y me enloquecía
sentir su desquiciada respiración en mi cuello y cara, me daba nalgaditas en mi
culo, y me decía -"que buenas nalgas tienes, mami"- me sentía una diva, una
diosa...
Se vino, no alcanzó ni a quitarse de la emoción, sentí su liquido hirviente
dentro de mi, seguí moviéndome, esta vez el acostado y yo encima, me movía
suavemente de arriba a abajo, sentía una sensación increíble al saber de todavía
su erecto pene acariciando mis paredes, me sentía fuera de si pero no quería
acelerar mis movimientos, quería mas y mas, mis latidos se aceleraban, mi pulso
no daba mas, lo mordí queriendo ahogar mi frenética pasión en esos momentos,
quería mas y mas y mas hasta que mire sus ojos y en un rico sentir de sus labios
contra los míos sentí que me vine. Descanse alrededor de 10 minutos sobre su
pecho y luego me pare fui al baño me vestí y le di un beso, antes de decirle que
me ni siquiera nos habíamos percatado que mi novio estaba en el cuarto durmiendo
mienta nos revolcábamos los dos,
-Me dijo:"Lo importante fue que nos encantó, ojala se siga repitiendo mis
encuentros contigo y las borracheras de tu novio".

bebota18@ymail.com
Wanda

http://ar.groups.yahoo.com/group/oraculo_infiel/message/5857

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26 diciembre 2009 6 26 /12 /diciembre /2009 02:11

Todo esto empezó cuando mi marido, insistió en traer a casa a su sobrino Federico  de 20 años, el muchacho había terminado sus estudios secundarios e iniciado estudios de, como donde vivía no existía la posibilidad de estudiar esa carrera  .mi cornudo esposo le permitió quedarse en nuestra casa.

Desde que llegó el chico me miraba con una mezcla de calentura y temor. Se ubicó en la habitación de mi hijo Leandro de 17 años. La primera semana pasó sin demasiadas novedades, pero a la siguiente semana como mis hijos estaban en la escuela, pasábamos largas horas solos y charlábamos mucho. Pude enterarme que Fede había tenido una novia y que ahora estaba solo.

Deliberadamente le hacía preguntas íntimas porque me gustaba incomodarlo y provocarlo sutilmente, Fede se avergonzaba mucho.

Así pude enterarme que había cogido con un par de prostitutas y que su novia había tenido muy poco sexo con él.

A veces lograba calentarlo, pero cuando notaba su prominente bulto entre las piernas, él se escabullía con vergüenza de mi lado.

Un día arreglando mi placard descubrí que mi ropa interior estaba revuelta, faltaban algunas cosas y pensé que mi marido las había tocado por alguna razón.

Como Fede no estaba entré en su cuarto y revisé su bolso. Dos tanguitas y un corpiño de encaje que me pertenecían estaban entre sus cosas.

Agarré una de las tangas y observé una mancha notoria, empecé a olfatearla y un fuerte olor a leche rancia embargó mis sentidos.

El pendejo se pajeaba con mis cosas y mi primera intención fue enojarme, sacar todo para lavarlo y advertirle seriamente a Fede. Sin embargo a los pocos segundos empecé a calentarme y no sé como, me encontré recostada en su cama sintiendo el olor a su perfume.

La concha empezó a mojarse y me masturbé furiosamente frotando la tanguita en mi raya. Llegué a un orgasmo brutal y quedé relajada como hace años no lo estaba. Últimamente me costaba bastante alcanzar el orgasmo con mi marido y estaba pasando una temperoda de pocos amantes, va de casi ninguno .

Decidí dejar todo como estaba y esperar el curso de los acontecimientos. Esa noche estaba muy caliente y no podía sacarme de la cabeza imaginar a Fede con mis tanguitas.

Mi esposo no entendió nada de la manera que le chupé la pija como no lo hacía desde hace tiempo, incluso le permití acabar en mi boca. Mientras lo hacía me pajeaba imaginando que chupaba la pija de Fede.

Al otro día estaba a solas con Fede, pero no me animé ni siquiera a hablar con él.

De pronto escuché unos ruidos en su cuarto y decidí investigar. Abrí la puerta muy lentamente y descubrí una imagen perturbadora. Fede se estaba pajeando con una de mis tanguitas en la mano, la pija del pendejo era soberbia y su cuerpo sin rollos era muy tentador.

Disfruté mucho desde mi lugar de espía y casi llego al orgasmo mirando claramente como su leche se disparaba para caer en su cuerpo traspirado.

Cierro la puerta con disimulo y vuelvo feliz a la cocina. Ahora deseaba a ese chico, lo deseaba con locura.

Al otro día se repitió la rutina, pero esta vez decidí ir más lejos.

- ¡Perdón!- Le dije entrando en la habitación cuando se estaba pajeando.

Casi se muere de la vergüenza y me fui feliz de sorprenderlo.

A las dos horas Fede estaba en la cocina y decidí encararlo.

- No tiene nada de malo que te masturbes, mi hijo lo hace, es muy normal... Incluso si te calentás con mi ropa interior, lo entiendo-

- Te pido perdón por usar tu ropa... Te juro que voy a lavarlas- Se excusó.

- No lo hagas, me encanta el olor de tu pija... Y no comentes nada con nadie... Dejemos que sea nuestro secreto-

-¿Como... y...tui esposo?- Me preguntó.

- Desde antes de tu llegada con mi esposo poco y nada, no existe- Me sinceré.

Fede miraba sorprendido como me bajaba la tanga que tenía puesta y la sacaba bajo mi minifalda.

- Toma esta... Es un regalo- Le dije mientras me acercaba.

Lo abracé con ternura y le llevé la mano a mi concha empapada. Fui retrocediendo hasta sentarme en el borde de la mesa para abrir las piernas.

Fede me besó con furia, mientras me pajeaba con ternura y me permití gozar como nunca. Acabé entre gemidos y lagrimas de felicidad.

Fede sacó la pija y quería cogerme recostada en la mesa.

- No acá no... En mi casa no- Le rogué con culpa.

Pero era tarde, la pija buscó mi concha con torpeza y se sacudió furiosa sin penetrarme, largando chorros de leche sobre mis muslos.

- Perdóname... Me volvés loco te lo juro- Se excusó y se fue al baño avergonzado. Me encantó su timidez y su acabada precoz.

La cortamos ahí, ya que seguí con mi negativa de coger en la casa.

Una semana después encontré la solución perfecta. Fede  que trabajaba en una inmobiliaria tenía guardia por una semana en un departamento amueblado que se alquilaba por Caballito. Decidí sorprenderlo y le caí como una clienta más.

Cuando se sobrepuso de la sorpresa fui muy directa y le dije:

- Acá estamos seguros, en treinta  minutos termina tu guardia y nadie sospecha que estoy acá, Mi esposo en el country de Pilar, no viene hasta muy tarde-

Fede no me contestó, se desabrochó la camisa y estiró los brazos hacia atrás. Bajó un poco el cierre de la bragueta y se asomaron algunos pendejos. Su torso estaba bronceado y entre las piernas, se le marcaba una gran pija parada.

Lo miré en silencio y suspiré sin querer, parecía un modelo de Calvin Klein.

No dijo nada y sacó la pija afuera... Era espléndida y me detuve a mirarla, bajé la vista con ansiedad. El corazón me latía con fuerza, deseaba tocarlo... Chuparlo... Cogerlo.

Me acerqué sin dudar, llevé mi mano a su pija y lo masturbé despacio.

- Solo quiero hacerte gozar- Le aseguré.

Sentí deseos de besarlo, mientras acariciaba su pecho. Ahora quería lamer todo su cuerpo, para sentir el inconfundible sabor de su piel.

De pronto sentí sus manos rodeando mi cuerpo, deseaba besarlo en la boca. Me insinué, aceptó mi beso de lengua. Aflojé el beso y bajé la cabeza hasta alcanzar su pija.

- Voy a tragarte la pija- Le dije antes de meterla en mi boca.

Tenía todo el sabor delicioso que esperaba, trataba de chuparla con devoción y solo pensaba en sentir su lechita, quería convertirme en su puta

Mientras tanto Fede me había desprendido la mini y me metía sus dedos en mi concha, continuando su modo muy suave. Me gustaba su forma de tocarme, quería entregarme por completo a sus deseos, cualesquiera sean. Lo deseaba con locura y estaba dispuesta todo.

- No te reprimas... Acabá así... Dame tu leche en la boca- Le pedí.

De repente una serie de corros de leche inundan mi boca y me apuro para beber ese esperado jugo. Sus dedos en mi concha me trasmiten su pasión incontenible y llego al orgasmo como en cámara lenta.

- Nos bañamos juntos... El baño está copado, después yo lo limpio- Sugirió Fede.

No acepté porqué quería disfrutar mirando su cuerpo desnudo mientras se duchaba. Parecía un ángel, su pija colgaba semi al palo y sentí deseos de que me cogiera en ese momento.

Fuimos al dormitorio completamente desnudos y Fede me alzó antes de entrar como si fuera su novia.

- Voy a cogerte por donde vos quieras, quiero que me sientas toda tuya- Le dije.

Agarré parte de mi saliva y embadurné con delicadeza, su pija, mi concha y mi culito. Sentí una rara mezcla de placer y poder.

- Te la pongo... Quero cogerte y hacerte enloquecer de placer.... Nos sabés cuanto me gustás Mati... Te quiero- Le confesé, mientras él esperaba mi arremetida.

Por fin su adorada pija llegó hasta mi concha. La cabeza se fue deslizando con facilidad, hasta que su troncó se abrió paso entre mis labios vaginales. Empujé con mucha fuerza y me moví cogiéndolo, mientras le sostenía los brazos.

-Ahhggg... Ayyy... Es hermoso- Me dijo con dulzura.

En unos segundos Fede empezó a temblar y sentí las contracciones de su pija.

- No acabes ahora, aguantá... Seguí gozando- Le rogué y detuve el movimiento.

- Que conchita hermosa... Te quiero... Que linda que sos- Me adulaba.

Ahora la pija estaba metida toda en mi interior y me estaba haciendo gozar mucho.

Controlé mis movimientos, ya que empezaron suaves y fueron creciendo en intensidad. En minutos lo estaba cogiendo con fuerza y movimientos de pelvis sostenidos. Continué la cogida, levándome y ayudado por mis brazos conseguí un ritmo óptimo, gemía todo el tiempo y mis quejidos parecían alentarlo más.

- No aguanto más.... Salí... Salí... Te voy a acabar adentro- Me rogó.

- Dame la leche... Dame la leche- Le exigí mientras alcanzaba mi orgasmo.

Por fin sentí los chorros de leche penetrar mi interior sin pausa y lo abracé con ternura, mientras yo seguía acabando entre gemidos de placer. Nos mimamos y besamos deseando continuar con este vértigo.

Fui al baño a lavarme. De mi concha salían muchas gotas de leche y las llevé a mi boca para seguirlas disfrutando. Me lavé y sentí lo caliente que estaba recordando como lo había cogido.

Fede hizo su presencia en el baño y la verga seguía muy parada.

- No puedo creer que este tan dura ¿Querés seguir cogiendo?- Le pregunté.

Expresando sus deseos me contestó:

- Sigo muy caliente... Con vos descubrí el paraíso-

Sin decirme nada más se metió en la ducha y me abrazó.

Nos dimos un excitante y comprometido beso de lengua, yo levanté mi pierna y me penetró la concha con todas las ganas.

Al sentir su pija, supe que me esperaba otra experiencia extraordinaria. El agua de la ducha jugaba con mi culo. Esta experiencia me enloquecía y sentí un nuevo orgasmo llegar a mi concha.

Acabé con fuerza y él seguía moviéndose, el agua seguía dándome una exquisita cosquilla en mi culo que me mareaba de placer.

Su pija era un mástil, la acompañé con la mano y la apoyé en mi culo.

- No sabés que ganas tengo... Que me cojas por el culo- Le susurré muy caliente.

Fede se puso como loco y se descontroló.

- Abrí bien el culo... Me volvés loco- Anunció.

Comenzó a perforarme el orto mientras yo me pajeaba y eso pareció llevarlo a convertir su pija, en un martillo neumático dentro de mi ojete.

Me metía la verga hasta los huevos como un salvaje, olvidando su delicadeza anterior. Fede era un macho excelente, me hizo vibrar un tiempo prolongado y acabó salvajemente, cogiendo mi culo. Sentí sus espasmos y su leche se derramó caliente y muy líquida.

Caímos cansados bajo la ducha y nos besamos con ganas.

Desde ese día se estableció una pasión morbosa entre los dos. Cogíamos todos los días en cualquier lugar, estaba tan obsesionada con el pendejo, que Mi esposo llegó a sospechar que algo nos pasaba ya que cuestionaba por igual a su sobrino y a mí.

Fede se quedó todo un año y fue unos de los más excitantes de mi vida, casi me cuesta el matrimonio.

Volvió a su casa y lo extrañé con locura. Amaba a ese pendejo tan tierno.

Al quedarme sin su poronga, me convertí en una puta, buscando situaciones con pendejos... A veces son insoportables, pero reconozco que son mi gran debilidad.

Les mando un besito a todos y una foto que me sacó el último pendejo que me dio pija.

lagatapaga@yahoo.com

http://ar.groups.yahoo.com/group/oraculo_infiel/message/5544

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26 diciembre 2009 6 26 /12 /diciembre /2009 02:09

Entré a trabajar a una empresa que se dedica a ventas de cierto equipo y
materiales de construcción.

Alli conocí a Edgardo, quien fue la persona que me indujo en el nuevo puesto, de
hecho èl es mi jefe inmediato. Las siguientes semanas nos hicimos muy amigos.
Cierto día me comunicó que se juntaría con su esposa a almorzar al medio día y
que si no quería acompañarlos, le dije que me encataría, asi que nos juntamos en
un restaurante cerca de la empresa. Allí fue que conocí a Susana, esposa de
Edgardo, me quedé boquiabierto, era una mujer, de unos 25 a 30 años, llevaba un
vestido corto arriba de las rodillas, tacones altos, que exaltaban más su
belleza, ya que era muy atractiva, de l.70 mt de estatura, una cintura de
avispa, lindas curvas en sus caderas y el vestido dejaba mostrar un perfecto par
de tetas, que sin ser muy voluminosas eran paradas y bien definidas.

Edgardo me la presentó y comenzamos a charlar entre los tres. Susana era una
mujer con amplio carácter, y pronto intercambiamos dialogo de varios temas. Ella
misma me contó que su cumpleaños se acercaba y que yo no podia faltar. Bueno asi
quedo y nos retiramos de nuevo a la empresa.
La semana siguiente, yo contesté el teléfono un par de veces, era Susana
buscando a Edgardo, antes de comunicarlo, entablamos una buena charla con
Susana, realmente se veía que era buena onda.

Finalmente llegó el día del cumpleaños de Susana, este se realizó en una
conocida disco de la ciudad. Hubo baile y por supuesto traguitos para todos. A
eso de la una de mañana, debido a una ley seca que existe, se rompió la fiesta y
todos se retiraron, alli fue donde Edgardo me dijo que lo acompañara a su casa,
yo le dije que si. Llegamos a su casa, Susana se retiró a su habitación, yo
creía que había ido a dormir, Edgardo me sirvió un whisky en las rocas y nos
quedamos dialogando de diferentes cosas, de la fiesta, no me acuerdo bien.

De repente, aparece Susana con un baby doll rojo puesto, se veía sensual , era
casi transparente, se podían apreciar sus bellos senos y sus pezones, apenas
llegaba a su cintura o sea que su calzoncito tipo bikini, de color rojo no
estaba tapado por nada, tenía puesto unos zapatos abiertos de pequeño tacón. Por
un momento pensé que yo estaba de más en ese momento y en ese lugar.

Susana se sentó en las piernas de Edgardo y empezaron a besarse primero
lentamente, pero luego fue subiendo de tono, se oìan los chupetes y lenguetazos,
Edgardo fue acariciando las lindas piernas de Susana, yo era un espectador de
todo eso, no sabía si despedirme o hacer caso omiso, lo cierto es que yo seguía
pendiente de todo lo que estaban haciendo y una erección comencé a tener allí
sentado frente a ellos. Edgardo dejó de acariciar las piernas de Susana y subió
su mano para bajar los delgados tirantes del traje, quedó desnudo uno de los
senos de ella, como imaginé eran perfectos, duros y de buena forma, frente a mi
los empezó a acariciar, Susana volteó su cabeza y me empezó a ver mientras era
acariciada por su esposo. Yo me sonreí con ella. Luego ella le dijo a su pareja,
-Heyy, si tenemos una visita, y debemos atenderlo!-

Ella a gatas se fue directo a donde yo estaba. Yo estaba petrificado, pero mi
erección era evidente. Ella con una sonrisa muy picara, puso una de sus manos en
mi bulto. -Edgardo!, mira como está tu amigo?, bajó el cierre de mi pantalón,
luego lo desabotonó y yo levanté mi trasero para que lo pudiera sacar, a cada
rato veía a Edgardo, porque no sabía como iba a reaccionar, Susana bajó mis
pantalones hasta mis tobillos, luego hizo lo mismo con mi calzones, mi pija
estaba parada hacia el cielo de la habitación, debo decir que la naturaleza me
regaló una pija de siete pulgadas y media y de buen calibre. Susana la tomó con
ambas manos y me empezó a masturbar frente a Edgardo, luego se la llevó a la
boca, primero lamió mi glande, luego lo chupó como si fuera un dulce, sus labios
eran suaves y envolvían el grosor de mi falo. Después soltó mi pija de sus manos
y solo se quedó con ella dentro de su boca, dejándola entrar y salir como
follando su boca con mi pija. Yo levantaba la vista para ver a Edgardo, pero el
solo se limitaba a no perder detalle de todo esto.

-Creo que ya estas listo!, dijo la bella Susana.
Se paró frente a mi y me dijo, -quitame mitanguita !-
Bastante nervioso, lo hice torpemente, ella se río un poco. Al cabo de unos
segundos, su tanguita estaba en el suelo, su concha tenía solo una linea de
pelitos, su vientre plano, era toda una rica hembra, luego ella con sus manos me
hizo hacia atrás al respaldo, yo siempre sentado en el sofa y ella se subió
sobre mis piernas quedando con las piernas abiertas sobre mi pija, me la tomó
con una de sus manos y la puso en su rasurado sexo y se sentando encima, mi
glande penetró su conchita, estaba calientisimo alli dentro!!, luego de que mi
pija fue engullida por toda su concha, se fue acomodando sobre mi y se sujeto
del respaldo del sofa para empezar a cabalgarme mi pija, su vagina era pequeña y
estrecha, me apretaba el tronco, era delicioso desde el inicio. Luego con sus
movimientos de cadera empezó a moverme toda la pija por todos los lados de su
bollo caliente. Susana comenzó a gemir como loca, diciendo cosas calientes como;
que rica pija tienes!- -que rico me coges papi!-, -Ayy si, si, rico, si, si-
entre otras.

Pude ver que Edgardo se estaba masturbando viendonos, tenía su pija en la mano y
la estremecía. Mientras Susana se movía sobre mi pija, le abrí su baby doll y
acaricie la circunferencia de sus tetas, luego se las comencé a besar, luego los
mamé por turnos, sus pezones se erectaron inmediatamente y los chupé usando los
labios y la punta de mi lengua. Susana se retorcía sobre mis piernas y con mi
pija adentro de su conchita. Gemía fuerte lo cual daba una deliciosa atmosfera
en la habitación.

Susana ya había terminado una vez alli cabalgándome la pija y aún quería más,
seguía moviendose bien allí arriba. De pronto veo que Edgardo se pone de pie, se
quita el pantalón y se coloca por detrás de Susana, le empuja hacia delante la
espalda, tanto que su cabeza casi reposa en mi hombro, casi no logro ver mucho,
pero por los quejidos de Susana se que Edgardo le esta empezando a taladrar el
culo, Susana grita y balbucea, -Asi mi amor, cogeme por el culo, dame duro!- Yo
empiezo a sentir como la embestidas de Edgardo mueven el cuerpo de Susana hacia
delante, pronto entramos en un increíble ritmo los tres, ensartando por sus dos
orificios a Susana. Finalmente Edgardo estalla primero, luego Susana gime y la
oigo llegar también, yo tomo a Susana por las nalgas y la muevo hacia delante y
hacia atrás, estoy por llegar, ella lo sabe y ayuda a que yo pueda llegar al
climax, mi pija empieza a escupir grandes volúmenes de esperma dentro de la
concha de Susana.

Edgardo yace en el sofa, Susana queda sentada en suelo con la espalda en el
sofa, y yo quedo sentado en el otro sofa individual. Ha sido magnifico. Poco a
poco ceden las respiraciones aceleradas de cada uno. Susana se coloque de nuevo
su trajecito. Se sienta a la par de su marido y me empiezan a explicar que
siempre han querido a un tercero en sexo, pero sabían que no podían meter a
cualquiera, por eso, hasta que Edgardo me conoció mejor, ellos decidieron llegar
a este encuentro, cabalmente el día del cumpleaños de Susana. Yo les dije que
con gusto seguiría participando en su cama. Y asi ha sido en los últimos meses,
una o dos veces por semana llego a la casa de Edgardo y formamos un rico trío.
Ha sido una excelente experiencia.

Les cuento que hace una semana, llegué a su casa para saludar. Y Susana estaba
sola en casa, Edgardo andaba jugando poker con sus amigos. Susana me invitó a
cenar y luego tuvimos sexo en su habitación, nunca lo habíamos hecho sin estar
Edgardo presente, pero fue excelente. La cojí por sus dos agujeritos y estuvimos
haciendo el amor como dos horas. Espero que esto no traiga consecuencias

albdip@yahoo.com

http://ar.groups.yahoo.com/group/oraculo_infiel/message/6237

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26 diciembre 2009 6 26 /12 /diciembre /2009 02:06

Soy de tez blanca, cabellos castaños claros , , cara redondeada, ojos castaños,
uso gafas. Mi cintura es estrecha, y mis caderas anchas, lo que forma un bonito
trasero. Mi pecho es firme y  de 88 cm , llevo cinco años de casada .
Trabajo en un banco. En mi oficina somos tres, el director, el contador y yo.
La historia que os voy a contar hoy tiene que ver con el contador, Fabricio.
El es  mayor que yo, 54 años, pero más que un jefe lo considero un compañero y como a
un padre, desde que empecé a trabajar el me enseñó y apoyó en todo, nos llevamos
muy bien.
Sin embargo un día sucedió algo insólito. Aunque suelo usar pantalón para ir a
trabajar, aquel día de primavera llevé un vestidito tipo solera de tela de jean
, todo de botones por delante, por encima de la rodilla, un poco escotado.
Debajo llevaba medias altas negras de rejilla, una delgada tanguita blanca y
sujetador blanco.
Mientras estábamos trabajando, en una ocasión, mientras le contestaba algo, giré
la cabeza y noté que me miraba abajo, a las piernas, sin darme cuenta el vestido
se me había subido, y estaba enseñando bastante mis piernas.
El disimuló, pero se le notó. Curiosamente a mí me produjo una extraña
sensación, sentirme observada, deseada; me gustó. Así que decidí darle ese día
una alegría a la vista, digamos que no tuve especial cuidado, ni en sentarme, ni
en agacharme, si él conseguía ver algo, pues bueno, que le aprovechase.
Para mí era como un juego, que me daba mucho morbo. No tenía ninguna intención
que pasara de ahí, pero al cerrar al público, y quedarnos solos, ya acabando por
ese día me llamó a su puesto para explicarme algo.
Yo me agaché sobre la pantalla para estar más cómoda, así que supongo que le
ofrecí una buena vista de mi escote. Me excitaba pensar como me miraba. Pero de
repente sentí su mano por debajo de mi vestido, alcanzar por sobre mi tanguita.
Me sobresalté, no me lo esperaba, me levanté, él también quedamos cara a cara, y
rápidamente, sin saber cómo, se abalanzó sobre mí, me besó, me abrió bruscamente
el vestido, rompiendo algunos de los botones, me echó sobre la mesa, se bajó los
pantalones.
La tenía bien dura, y apartando la tanguita sin quitármela, me penetró de un
golpe. Mi vagina ya estaba lubricada por el morbo de la situación, así que no
tuvo ningún problema para entrar.
Bombeaba con fuerza, con desesperación, pero lo que más me gustaba era ver su
cara de placer, de lujuria, eso me excitaba, me ponía a mil.
Siguió cojiéndome muy rápido mientras yo le apretaba con mis piernas y gemía ,
veía su cara, las gotas de sudor caer por su frente, oh, como me ponía. No sé el
tiempo que estuvimos en aquella incómoda postura, pero de repente salió de
dentro de mí, y vi como salía un potente chorro de leche espesa y bien calentita
que se derramó por todo mi vientre.
Esparcí cada gota de su leche por todo mi cuerpo, lo probé y me agradó, nos
dimos un profundo y largo beso, nuestras lenguas se cruzaron y compartimos el
sabor de su semen con nuestros labios.
Con el contador nos hemos citado varias veces en un motel cercano, allí dimos
rienda suelta a todas nuestras fantasías y lo hicimos de mil formas y
posiciones…
Al parecer alguien notó nuestra "afinidad" y me invitó también a un "encuentro
casual" Tuve miedo de que le cuenten a mi esposo, que, dudando, concurrí, ¡y
vaya "encuentros"!…
Nos conocimos en abril pasado, nunca pensé que las cosas se darían de la manera
que ocurrió, simplemente diré que hoy día es mi amigo, confidente y amante.
Y despertar en mi el camino de la infidelidad
marcelalondon@yahoo.com

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26 diciembre 2009 6 26 /12 /diciembre /2009 01:58

5076_08.jpgEstoy casada hace años con Pablo, un buen hombre; como esposo y como
amante. Tenemos un buen pasar, ya que el es un profesional de éxito.
El fue mi primer hombre, y en la cama, nos llevamos muy bien, con
Pablo, aprendí casi todo lo que se del sexo. Digo casi, porque lo de
sexo anal nunca se lo permití, por el temor al dolor. En lo demás,
hemos hecho de todo lo que una pareja joven suele hacer. Aunque
últimamente habíamos caído en la rutina
Yo soy una mujer normal,34 años, delgada, de medidas nada fuera de lo
común. Lo único destacable, son mis grandes caderas, que se llevan
las miradas admiradas de los hombres en la calle, lo que a veces me
molesta un poco, sobre todo, cuando sus piropos se pasan de la raya,
en alusión a mi trasero. Recuerdo que mi hermana mayor, una vez me
dijo:- Con ese culo, vas a ser la perdición de los hombres.
Bueno, un fin de semana, en este verano, nos fuimos, con los niños (
tengo dos) al campo, a la casa de mi cuñada Georgelina . El domingo,
después del almuerzo, nos pusimos trajes de baño, para refrescarnos
en la piscina. De pronto, Pablo, dijo que iría al pueblo, para ver un
partido de futbol juntos a los niños. Me pidió si quería acompañarlo,
porque se los llevaría con el. Me negué diciéndole que me quedaría
lavando la vajilla del almuerzo. A todo esto, mis cuñada y su esposo
Orestes habían subido a su dormitorio, para tomar una siesta. por
lo que me quede sola en la cocina.
Estaba atareada, cuando sin darme cuenta, mi cuñado entro y tomándome
por la cintura me dijo -Como esta mi linda cuñada-. me sorprendí, ya
que no esperaba tamaña confianza. A continuación, apretándome contra
el, me dio un beso en el cuello, sobresaltada, me quise retirar de su
lado, pero me sujeto con fuerza. -Vamos linda, no te niegues, sabes
que me gustas mucho- dijo. estamos solos ya que mi mujer esta
profundamente dormida
-¿que te crees, soy la esposa del hermano de tu esposa , no una
cualquiera- - en cuanto llegue le contare todo-
-Si le dices lo que paso hache, le diré que tu me provocaste, sobre
todo con este bikini tan chiquito que usas que es solo para
calentarme-
Y diciendo esto, me tomo por el pelo y me hizo arrodillarme a sus
pies. Yo no me atreví a protestar, por miedo a que me acusara de puta
con mi marido. Con una mano me sujetaba del pelo y con la otra, se
bajo el short de baño, dejando al descubierto un gran gusano aun un
poco dormido; me atrajo hacia el y me dijo -Chupámelo putita- -Si no
me obedeces, armare un gran escándalo diciendo que me provocaste para
que te culeara- -Ya veras a quien le creen, si a ti o al abuelo de
tus hijos- Por lo que resignada y pensando que después de que lo
hiciera acabar, me dejaría en paz, abrí la boca y me metí ese gusano,
ya que solo había mamado el pene de mi marido antes.
Comencé a chuparlo para terminar pronto; para mi sorpresa, el
miembro empezó a crecer en mi boca, al punto que casi ya no me cabía.
Ahí, comprendí de donde sacaba Pablo una buena verga , la verga de mi
cuñado media al menos unos 2 o 3 cms más y lo superaba en grosor a
la de mi esposo . Cuando creí que le faltaba poco para acabar, por
los bufidos que emitía, me hizo poner de pie y me arranco la tanga de
un tiron.
-No por favor, solo acepto chuparlo y si quiere puede acabar en mi
boca, pero no me penetres- le pedí.
-No estas en posición de aceptar o no puta, harás lo que yo quiera -
me dijo y dándome vueltas para que quedara de espaldas a el, me hizo
inclinar y me comenzó a restregar la cabezota de su verga por el
canal que formaban mis nalgas, - veras como te va a gustar cuando te
lo meta todo-
Luego de un rato de pasarme la cabeza por entre mis nalgas, lo
dirigió a la entrada de la vagina y empezó a forzar la entrada; me
dolía ya que no estaba para nada lubricada, por lo que escupiéndose
una mano, lo mojo y me lo volvió a poner en la entrada y con un
fuerte empujón que me arranco un gemido, lo metió de un golpe hasta
la mitad; siguió moviéndose y empujando, hasta que lo sentí en el
fondo de mi vagina. Debo confesar que me sorprendió la vitalidad con
que me penetraba, y sin quererlo, comencé a sentir placer al tener
ese monstruoso pene metido todo en mí. disimule lo que estaba
sintiendo, para no darle la satisfacción del triunfo. Así como
estaba, apoyada contra el mueble de la cocina sin poder escapar de
sus estocadas sentía como entraba y salía de mí. De pronto uno de sus
dedos comenzó a hurgar en mi ano, me lo trataba de meter, pero lo
virginal de mi culito y mi resistencia se lo impedían, entonces vi.
como untaba el pulgar en aceite que estaba en una botella y llevo a
mi ano, logrando meterlo casi todo. Gemí de nuevo, y le pedí que no
lo hiciera, pero lo siguió metiendo al tiempo que su verga me
escarbaba la vagina.
Luego de estar un rato bombeándome, saco la verga y me dijo . ahora
me voy a dar el gusto de comerme este culito provocativo-
-Nooo, por ahí no, nunca lo he hecho-
-No me digas que el tonto de mi hijo nunca te a gozado este hermoso
culo-
.No, por favor no lo haga-
Mis suplicas lo enardecieron mas aun. Unto los dedos de nuevo en
aceite y me los empezó a meter por el culo. No se si dos o tres, pero
sentía como se me dilataba los esfínteres. -Por favor, no haga eso la
rogué. Ni hacia caso y luego, acercando la palangana con aceite,
metió en ella su gran verga dejándola chorreando con el viscoso
liquido. Me inclino y sujeto fuertemente contra el mueble, con una
mano, y con la otra dirigió la cabeza de la verga hasta la entrada
prohibida. Un empujón poderoso y la cabeza de su pija entro,
haciendo que lanzara un pequeño grito de dolor; no gritaba más fuerte
por temor a que despertara mi suegra. Me tomo firmemente por las
caderas y empujo firmemente haciendo que el inmenso ariete entrara
poco a poco, hasta que sentí como su ingle chocaba con mis nalgas. El
dolor era insoportable, gemía y de mis ojos salieron sin desearlo
lagrimas. Ya habiendo logrado su objetivo, empezó un lento movimiento
de mete y saca en mi recto. después de un buen rato, el dolor s fue
mezclando con placer y Orestes acelero las envestidas y bufando como
un animal, me lo clavo hasta el fondo, tanto que me parecía que me
saldría por el estomago, se puso tieso y descargo toda su leche en mis
intestinos. Al limpiarme el culo dolorido, salio un mezcla de semen
y sangre que me asusto mucho. Pensé que capaz que tendría que ir a la
sala de primeros auxilios por las heridas de mí recto. No fue así
felizmente,ya que ello habría provocado el escándalo que temía y que
terminaría con mi feliz matrimonio.

http://ar.groups.yahoo.com/group/oraculo_infiel/message/4791

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